Lucas Ilardo es el presidente del bloque de senadores provinciales del Frente de Todos, el principal espacio opositor en Mendoza, que al mismo tiempo es el oficialismo nacional, el que puso a Alberto Fernández en la presidencia.
Ilardo y Anabel Fernández Sagasti fueron las caras visibles de La Cámpora en Mendoza en los albores de la agrupación. Hoy, ella es la líder del PJ local y él es uno de los principales referentes del peronismo local.
En la charla con Los Andes, dice que Suárez ha elegido transitar la pandemia en soledad y que no ha logrado construir una relación productiva con Alberto Fernández. También dice que la grieta exacerbada está vinculada a las diferentes representaciones que encarnan los principales espacios políticos de la Argentina.
“A Suárez le ha tocado una situación difícil, como al Presidente de la Nación. La diferencia es que Suárez ha decidido transitar este proceso en soledad. O, lo que es peor, no reconoce a quienes quieren ayudarlo porque pone lo electoral por encima del interés de los mendocinos. Alberto está transitando este proceso en conjunto con todos los gobernadores y los intendentes”, dice el senador kirchnerista.
-¿Por qué hay tan mala relación Nación-Provincia?
-En un momento como el que estamos viviendo, tiene que haber una relación virtuosa entre los gobiernos de Mendoza y nacional. Y esa relación virtuosa la tienen que construir Suárez y Alberto Fernández. Prácticamente todos los gobernadores, salvo Suárez y últimamente (Horacio) Rodríguez Larreta; todos los gobernadores han reivindicando la voluntad de diálogo de Alberto Fernández. Nosotros tenemos la conciencia tranquila: en todo lo que pudimos ayudar para mejorar el vínculo con la Nación, lo hicimos.
-Pero el cuestionamiento existe y los números le dan la razón al Gobierno provincial respecto de la discriminación de la Nación.
-Me gustaría que Suárez lo hablara personalmente con el Presidente. Hacerlo a través de periodistas y cuando está en videoconferencias o cuando viaja, no dice nada.
-Acá en Mendoza vemos que el diálogo formal entre oficialismo y oposición existe, pero en muchas cosas la respuesta desde el Frente de Todos es no, como en la reforma constitucional, el roll over, el Consejo Económico Social... La ley de Educación parece que va por el mismo camino.
-A veces la respuesta es sí, como por ejemplo en las tres leyes del Mendoza Activa que propuso el Gobernador para reactivar la economía, la respuesta fue sí para la emergencia sanitaria, donde se le dio absoluta discrecionalidad no sólo para la toma de deuda, sino para el manejo de los fondos de la provincia. En otros momentos la respuesta es no y en otros la respuesta es “abrí la ley o abrí la discusión para que aporten otros actores de la política o de la sociedad civil”. Lo importante es que haya un diálogo. El peronismo de Mendoza siempre está abierto al diálogo.
-Mendoza Activa lo negociaron (Mario) Abed y (Enrique) Vaquié, departamento por departamento.
-Lo que el Gobierno militó funciona mejor. El que tiene éxito en la política, trabaja los proyectos antes de revolearlos. Creo que hay algunos proyectos que el Gobierno los revolea a la Legislatura y es como si los soltara, como sino le interesara mucho. Es como si dijeran “cumplo mandando esto y suerte”.
-Se supone que la Legislatura es el lugar dónde se deberían hablar…
-Sí. Pero uno puede dialogar cuando el proyecto está abierto. Si mandan algo diciendo “este es el proyecto del Ejecutivo y tiene que salir así”, el Gobierno los ha sacado sin modificaciones con su mayoría. Lo que pedimos es que si nos convocan para aportar, aportemos. En el caso de Mendoza Activa, los intendentes pudieron hacer aportes, la Legislatura hizo lo suyo. Ese es un modelo de trabajar en la pandemia, el contramodelo es lo que ha hecho, por ejemplo, el Director General de Escuelas con la ley de Educación.
-¿Ya están pensando en las elecciones 2021?
-Ningún dirigente de la política está pensando en las próximas elecciones. A veces sale en las charlas, pero pensar en listas no. Lo que sí, tengo la certeza absoluta que en el peronismo de Mendoza estamos todos de acuerdo en una sola cosa: buscar ser una alternativa a este proyecto político del oficialismo, el representante del macrismo en Mendoza, e intentar ganar las elecciones. No hay discusión, como lo hubo en otro momento, acerca de quién lo protagoniza.
-¿Anabel irá la reelección de su banca en el Senado nacional?
-No lo sé. En términos personales creo que hay pocas personas que trabajan por Mendoza más que Anabel. Estoy seguro que si los ministros del gobernador trabajaran la mitad de lo que trabaja Anabel, Mendoza sería imparable. Mendoza tiene una buena dirigente y lo tiene que aprovechar, como lo hacen los intendentes del oficialismo y de la oposición, e incluso el Gobernador, que le pide muchas gestiones y sería bueno que tuviera la honestidad intelectual de pedirlo públicamente y no en privado.
-Vamos a lo nacional. ¿Cristina es la que gobierna?
-Los medios están intentando generar esa visión. Está gobernando Alberto Fernández y Cristina está ejerciendo el rol de vicepresidenta de la Nación; tienen muy buena relación entre ellos y eso es lo que más disgusta a la oposición y a parte de los medios. Existen posicionamientos políticos diferentes en el peronismo, los hay en el PJ de Mendoza, en el radicalismo, en el Pro; eso es normal.
-¿Se ha profundizado la grieta?
-La grieta está muy marcada y en momento de pandemia sería mejor que no. Lo que sí tengo claro es que hacía mucho tiempo no estaban tan claros los posicionamientos. El peronismo trabajando por los más postergados y el macrismo defendiendo a los sectores más concentrados de la Argentina. Eso se traduce en una grieta. Por ejemplo, Juntos por el Cambio está en contra de que 9 mil personas de las más ricas de la Argentina, que tienen miles de millones de dólares, los más beneficiados por el macrismo, hagan un aporte extraordinario para enfrentar la pandemia.
-¿Le parece que se trata de representación de ricos y pobres? Hay clase media en la calle manifestándose, que no sé si responde a la oposición pero tampoco responde a la clásica división entre proletarios y capitalistas.
-Lo primero que se ha ganado Alberto Fernández es una oportunidad de sacarnos adelante, después del caos que dejó Macri y de una pandemia que no esperaba nadie. Además, él fue claro: dijo “voy a empezar por los que menos tienen”. La clase media la ha pasado y la está pasando muy mal, y tenemos que desarrollarnos para que vuelva a crecer. A los sectores más ricos y concentrados, el Frente de Todos les está pidiendo simplemente tres cosas: humildad, mea culpa, porque fueron en parte responsables de lo que sucedió en Argentina, y generosidad. No es tanto. El país donde todos la reman mientras ellos se llenan terminó el 10 de diciembre. Creo que mucha clase media acompaña a Alberto Fernández y los sectores más concentrados están enojados por la derrota del macrismo.
-¿Y la reforma judicial? El rechazo ha prendido en la clase media.
-El rechazo es motorizado por el macrismo en los medios de comunicación y hay una parte de la sociedad que adhiere. Lo que está haciendo Alberto es lo que prometió en campaña, que iba a generar una profunda reforma judicial. Y lo está cumpliendo. Es normal que los sectores vinculados al macrismo intenten proteger a una parte de la Justicia que los encubría.
-No hemos hablado de Alfredo Cornejo…
-Está de duelo. Soñaba con un Macri eterno y su sueño se truncó. Los duelos tienen etapas: negación, tristeza, la aceptación… Él está inmerso en la primera etapa y eso lo transforma en un dirigente que necesita atención y hace cualquier cosa para lograrlo. Ese es el Alfredo Cornejo que estamos viendo.
