El presidente del bloque de senadores del PJ, Lucas Ilardo, explica por qué la Legislatura ha quedado paralizada. Para él, el caso Bonarrico representó un “punto de inflexión” que frenó los acuerdos que se habían comenzado a lograr.
Con la asistencia a la Legislatura del ministro de Gobierno Víctor Ibáñez para dar explicaciones de aquel acuerdo, se reencausaría la institucionalidad, asegura Ilardo. De todos modos, el PJ se mantiene firme en su rechazo al proyecto de reforma constitucional que propone Rodolfo Suárez.
-¿Cómo se puede salir de esta situación de parálisis en la Legislatura?
-Empezó bien el vínculo institucional, con el recambio de autoridades hubo nuevas reuniones. Nos sentamos en una mesa el Pulga (Alejandro Bermejo) y yo, con Martín (Kerchner), Mario (Abed) y Natacha (Eisenchlas). Pasó lo mismo después en Diputados con Germán (Gómez) y el Peti (Lombardi). Hubo una nueva gestualidad y en las primeras sesiones salieron dos o tres leyes casi por unanimidad. Volvimos a participar de las sesiones de acuerdo, pero hubo un punto de inflexión que fue el caso Bonarrico. Se trata simplemente de que un funcionario venga a dar explicaciones a la Legislatura. No es la primera vez, había pasado antes con (Raúl) Levrino, (Enrique) Vaquié y (Ana María) Nadal. Acá había un caso de corrupción flagrante, lo denuncia el involucrado, Bonarrico, y lo denuncia Ibáñez ¿Cómo se sigue? Se sigue con el gobernador bajando de su nivel de soberbia o capricho y respetando la institucionalidad que ha habido siempre en la Legislatura. Pongo como ejemplo que, cuando a (Diego) Gareca se le cayó la grúa sobre los artistas de la Vendimia, lo cual fue un escándalo nacional, al otro día estaba en el Senado explicando. Duró 9 horas esa sesión. El que ha establecido esto de “nos borramos y nos escondemos” es Suárez y depende de él que se reestablezca la institucionalidad.
-O sea, se reencamina todo con la presencia de un ministro en la Legislatura.
-Si, aparte no es imposible. Hemos sido abiertos en el modo y el método, y no ha habido respuesta. Estoy convencido de que todos los legisladores quieren que los ministros vayan a la Legislatura. Suárez ha cambiado la normalidad. Él desprecia el cargo de gobernador. Para él, los problemas siempre los tiene que solucionar otro. Se tiene que hacer responsable y los funcionarios se tienen que hacer responsables.
-Ahora, ellos dicen que ustedes quieren que vayan los ministros a la Legislatura para montar un show político, o un show de la denuncia…
-Está mal que ellos llamen show al trabajo legislativo. Jamás ha venido un ministro y se le ha faltado el respeto. La excusa para no explicar un caso de corrupción es el show. Y acá hay un caso de corrupción. El gobierno de Suárez es un gobierno corrupto. No solo es ineficiente.
-¿Habla de una gestión corrupta o de una gestión con casos de corrupción?
-Es una gestión corrupta porque están involucrados directamente. Como en el caso de Vialidad provincial, la protección que hubo del Gobierno provincial. La Justicia en Mendoza no es ciega, es tuerta. Tiene un ojo para mirar las causas de los que no son radicales y el ojo que no sirve es para mirar las causas de los radicales. A Oscar Sandes (ex titular de Vialidad) se lo protegió y Corina Gallardo, quien se inculpó, fue a trabajar a la comuna de Godoy Cruz. Nunca Suárez ni Tadeo García Zalazar han hablado de este hecho. En Vialidad el robo fue escandaloso. No dan explicaciones Suárez, Cornejo ni García Zalazar. Si Suárez no fuera parte de lo de Bonarrico, tendría que despedir al ministro involucrado y no lo hizo. Lo ratificó y protegió. El Gobierno se emborrachó de poder y ha terminado con un manejo fraudulento del Estado.
-O sea que ustedes quieren que Ibáñez vaya a la Legislatura para generar una acusación y que lo echen…
-No. La denuncia ya se hizo en la Justicia, la hizo la presidenta del PJ (Anabel Fernández Sagasti) con acuerdo del Consejo Partidario y el PJ está involucrado en ella. Políticamente, el gobernador ratificó al ministro y en el instante que lo decide ratificar el ministro tiene que explicar el acuerdo. Por qué se hizo un acuerdo por 18 millones de pesos es una pregunta. También por qué no tenía una contraprestación clara y por qué se actualizaba cada tres meses por inflación cuando esto no lo tiene ningún trabajador. Por qué no se guardó el Gobierno la posibilidad de rescindir el contrato y fundarlo, con lo cual puede reclamar judicialmente Bonarrico. Esto debería venir a explicar Ibáñez. Yo creo que no lo puede explicar.
-O sea que, hasta que no venga Ibáñez, la Legislatura no va a funcionar más, por lo menos con la oposición.
-No. La Legislatura funciona pero para los problemas de la gente. Si quieren tratar el problema de OSEP, los de los productores y los de la estructura edilicia de las escuelas, los tratamos. Pero si quieren tratar declaraciones de interés de libros, como están haciendo, no.
-¿Está vacía la agenda legislativa?
-Absolutamente. Basta con que miren las últimas sesiones. Lo único que hay es un intento de desviar la atención del caso Bonarrico. Si no se tratarían estos temas.
-De ningún modo hay una chance de discutir la reforma de la Constitución entonces.
-No, ninguna. Hoy no.
-¿Si viene Ibáñez por el caso Bonarrico, sí?
-No, porque el PJ ya emitió una opinión. La reforma está mal hecha, la hizo Ibáñez. La expresión del PJ en el Consejo Partidario, donde están representados todos los intendentes, es definitiva. Salió por unanimidad eso. No es importante para la gente la reforma, lo importante para Mendoza sería que tuviera mejores indicadores en términos de desempleo, pobreza, inflación, actividad económica y salarios. Pero está entre las tres peores provincias del país. Que el gobernador plantee frente a todo esto una reforma de la Constitución es de una persona que vive en un mundo paralelo.
-¿Qué pasa si ingresa a la Legislatura un proyecto de reforma de la ley 7722 para que Malargüe pueda desarrollar esta actividad?
-Fallamos todos cuando se modificó la ley 7722. Quisimos entre todos, con buena voluntad e intenciones, hacer una transformación para Mendoza en la que la gente no estaba incluida. Si el método es el mismo va a volver a fallar. La sociedad no confía en el Estado para controlar una actividad que es riesgosa y entiende que esa ley es protectora y es una garantía. El vocero de ese planteo es el intendente de Malargüe, no es el gobernador, y yo lo entiendo porque plantea algo que en su departamento es importante, pero esto afecta a toda la provincia. Entonces tiene que plantearlo el radicalismo. No opinan Cornejo ni Suárez. Termina siendo un trascendido con la gente afuera.
-Tacho ese proyecto también, lo había incluido porque usted habló de proyectos que le interesaran a la gente.
-No lo tacho porque no existe. Si existe, el peronismo siempre debate todos los temas. Pero si se hace de la misma manera, que no cuente conmigo.
-¿Cómo es la convivencia en el bloque del PJ, en el que se nota que hay diferencias?
-Estoy entusiasmado. Para mí es un desafío. Aprendo de mis compañeros y de los que tiene disidencias aprendo más. Sucede en todos los bloques que haya miradas diferentes, pero no se pone tanto hincapié como en las diferencias del peronismo. El Frente de Todos tiene muchos partidos y matices. Tengo la responsabilidad de escuchar y comprender. Muchas estrategias son aportadas por los compañeros de bloque. Del Barto (Robles) y el Rafa (Moyano), quienes tiene diferencias públicas, aprendo.
-¿No hay un escenario de ruptura?
-Las posibilidades de unidad y de ruptura son siempre las mismas. Ahora, de mi parte, siempre la unidad se prioriza. Discutamos todo, pero la unidad cuidémosla hasta las últimas consecuencias. El peronismo debe trabajar para la unidad a nivel nacional, provincial y municipal. Me parece que todos estamos haciendo un esfuerzo para cuidar la unidad y lo idea sería que pasemos a una etapa en la que no tengamos que hacer esfuerzos, que fluya.
-Hay prudencia, pero el debate en el PJ es abierto…
- Sí. Lo que pasó en el Bustelo tuvo relevancia nacional porque la posibilidad de que quienes piensen distinto tengan el micrófono para decirlo fue un método magnífico que se va a empezar a replicar. Ahora que estoy recorriendo la provincia, digo que nos escuchemos.
-¿En 2023 va a haber una PASO en el PJ por las candidaturas?
-Es difícil pronosticarlo. Yo no le tengo miedo a las disputas electorales con un reglamento claro del partido. Pero siempre me entusiasma lograr acuerdos y puntos en común. Yo no quiero una unidad atada con alambre, si hay unidad tiene que ser fuerte. A mí me preguntan mucho qué voy a hacer. Yo considero muy soberbio definir mi lugar, pero estoy convencido de que pertenezco a la generación del peronismo que va a gobernador Mendoza.
-¿Y cómo se va a dirimir la presidencia del PJ este año?
-Ojalá Anabel y los intendentes, que conforman la mesa política, se puedan poner de acuerdo en el mejor partido posible. Si tiene que haber una elección, que la haya. Pero creo que hoy el peronismo está más concentrado en ver los problemas de la gente que en pelearse por un lugar en el partido.