Luis “Changui” Cáceres es uno de los dirigentes históricos del radicalismo más recordados por su protagonismo junto a Raúl Alfonsín en el renacer democrático de 1983, aunque su militancia en la UCR había comenzado mucho antes, siendo muy joven. Fueron los momentos de su gran creación, la Junta Renovadora Nacional del partido en el que militó toda su vida.
Si bien prácticamente se retiró de la política activa en 1987, tras su candidatura a gobernador de la provincia de Santa Fe, “Changui” Cáceres mantuvo siempre contacto con sus afectos partidarios y su voz permanentemente fue escuchada y respetada, aun por quienes no compartieron militancia a través de los años.
Ahora recorre el país preocupado por el proceso eleccionario que desembocará en las legislativas del próximo mes. Y en cada destino intenta que lo escuchen sus correligionarios radicales, a los que alienta para que el voto opositor al kirchnerismo sea más fuerte el 14 de noviembre que en las primarias recientes.
Es muy crítico de los procedimientos del Frente de Todos y está convencido de que la vida republicana argentina atraviesa riesgos. Esto dice:
-“Políticamente hablando –comienza diciendo a Los Andes- la del 14 de noviembre próximo es una fecha bisagra. Para muchos la elección ya se hizo, porque las PASO arrojaron un resultado que estaría anticipando el próximo. Yo, en cambio, creo que la próxima elección es bisagra, porque estamos viviendo en una república que tiene sus averías en los últimos tiempos”.
-“Tiene sus averías la república, pero todavía está viva, a pesar de que existe una suerte de cooptación por parte del Ejecutivo sobre el Legislativo y una obvia intención de avance permanente sobre el Poder Judicial. Si permitimos que se concrete una situación de este tipo, la división de poderes desaparecerá y con ello desaparecerá la república”.
-“Para el futuro tenemos que reforzar la democracia, la república, garantizando el funcionamiento independiente de cada uno de los poderes. Pero eso se puede sostener sobre algo que todavía exista. Si no, estaremos liquidados. Por eso siempre digo que la realidad del país se compara con la salud de una persona: de la enfermedad se puede volver, pero no de la muerte.
-“Es un poco lo que se define el 14 de noviembre. Porque si se tratara de un proceso electoral realmente limpio probablemente a pesar de las heladeras y colchones, cocinas o plata en mano que se repartan, la diferencia (a favor de la oposición) sería mayor que la de las PASO. Pero también estoy convencido de que el oficialismo se juega mucho, principalmente en cuanto a su principal aspiración, que es garantizar la impunidad a futuro. Y por eso creo que no va a tener límites.
-“En la elección anterior (las PASO de setiembre) compraron los propios números que ellos pagaban a los encuestadores y en función de esos números se quedaron tranquilos. Y por eso no accionaron todo el aparato, todo el poderío. Y creo que sí lo harán en esta elección”.
Estrategas del oficialismo
Para potenciar su sospecha, Cáceres pone la mirada en dos de los nuevos ministros del Ejecutivo. “Manzur y Aníbal Fernández, que vienen en préstamo por 60 días, porque ninguno renunció a sus funciones, son dos hombres probados, con título y medalla, porque de fraude saben”.
-“Por eso entiendo que no se debe bajar la guardia y entender que la elección que sirve es la que viene en noviembre. Que el 34% del padrón no votó en las PASO y que hay una buena cantidad de votos en blanco, además de un porcentaje importante proveniente de partidos que no llegaron al piso electoral exigido para superar las primarias y que por lo tanto ahora no competirán”.
-“Eso conforma varios millones de votos. Por eso es importante que la oposición refuerce la tarea y que cada uno se comprometa, por lo menos, a llevar a votar a una persona más, entre las que dudan, las que no votaron en setiembre o las que lo hicieron por otra opción”.
-“Incluyo en mi pedido a los de mi generación (por los jubilados), que venimos de ver cómo nos sacaron el 82%, cómo luego nos prometieron aumento tras aumento y ya debemos haber perdido entre el 15 y el 17% de ese 82% que supimos tener. Nos tenemos que mirar al espejo y entender que lo que tendríamos que estar cobrando es dinero nuestro, que pusimos durante gran cantidad de años y que somos un poco más de 4 millones de personas que podemos votar. Y 4 millones influyen en cualquier elección. Pero si nos sentimos remolones el 14 de noviembre y no vamos a votar y no utilizamos esta oportunidad de dar el cimbronazo, después vayamos a llorar al campito, como diría uno vulgarmente (sonríe).
¿Y qué se le puede pedir al que recibe dádivas?
-“Si te ofrecen una cocina de dos hornallas pedí una de cuatro, o si es una heladera de tantos pies, que sea el doble. El que agarra porque tiene una necesidad que lo haga con tranqulidad, porque esa ayuda la estamos pagando entre todos. Eso sale del presupuesto nacional o de una emisión descontrolada que va a originar una inflación más descontrolada aún. Por lo tanto, cuando estén en el cuarto oscuro piensen que los estuvieron comprando con una dádiva y que por lo tanto el voto lo emiten respetando su dignidad, su libertad.
-“Y alguno me podrá preguntar por qué vengo a decir todo esto a Mendoza, donde se supone que la oposición nacional gana bien y saca diferencia. Es porque yo creo que donde se sacó diferencia hay que sacar más diferencia, como éste, un lugar donde se sabe que no va a haber fraude, cosa que no sucede en otros lugares.
-“Da la impresión de que lo que existe hoy es como un resorte que está pisado hasta el día 14. Pero el 15 se va a levantar la patita y no es necesario ser economista sino tener una buena cuota de sentido común para advertir que el ‘festival carioca’ que se arma a partir de un gobierno que no tiene los recursos ni para afrontar los compromisos existentes también se paga. Y sumado a las carencias creo que después de las elecciones vamos a tener un país más complicado.
-“Estas son las cosas que me mueven a recorrer este país, que tantas veces caminé. Y estamos haciendo ese tipo de colaboración, que me dejan tranquilo con mi conciencia y que no es diferente de lo que he hecho toda la vida”.
¿Se corre riesgo de otro quiebre institucional?
-“Los que vivimos épocas oscuras sabemos que los gobiernos tienen que terminar sus períodos. En nuestro caso se pondrá el esfuerzo que haya que poner para que eso sea así. Lo que creo es que, frente a la carencia de quórum propio en el Congreso, el Gobierno se va a ver obligado a la discusión y el consenso. Eso se necesita. Países que tuvieron situaciones más críticas que nosotros, como los de posguerra, salieron de esa situación”.
-“Las soluciones que la sociedad demanda y necesita llegan a través de los partidos, de la política. Volver al ‘que se vayan todos’ del 2001 y 2002 significa violencia y dolor”.
¿Cómo ve el futuro de la coalición por el protagonismo que busca la UCR?
“Es público que yo siempre fui crítico de lo que el radicalismo resolvió en Gualeguaychú en 2015. Yo creo que los acuerdos tienen que ser entre partidos, programáticos. Cuando no hay programa es imposible hablar de un gobierno de coalición. Lo que hay en ese caso es sólo un acuerdo electoral. Y cuando, encima, el acuerdo es de persona a persona termina teniendo más olor a negocio que a un acuerdo político”.
“Pero quiero aclarar una vez más lo siguiente: yo he sido crítico, pero me detengo en el ahora. Veo a la república en peligro y por eso pido que hasta el 14 de noviembre tengamos amor y paz (pese a las diferencias que pueda haber en la oposición). El día 15 descansamos y el 16 volvemos a conversar de cómo mejorar”.