Los primeros 100 días de cualquier gobierno son cruciales para establecer su rumbo y dejar una impresión inicial en la población. Javier Milei, el primer presidente libertario de Argentina, no ha sido la excepción. Durante este período, implementó un plan de ajuste sin precedentes en la historia del país, marcado por medidas económicas radicales y una fuerte retórica “anti-establishment”.
Realizó un Decreto de Necesidad de Urgencia (DNU) y un proyecto de ley con amplias reformas políticas y sociales, pero fueron rechazados en ambas Cámaras. Además en los primeros meses, devaluó, frenó la emisión, desreguló amplios sectores de la economía, achicó la estructura del Estado y redujo subsidios directos e indirectos.
Desde su juramentación ante la Asamblea Legislativa y dándole la espalda al Congreso, Milei mantiene una posición firme contra lo que él llama “la casta”, desatando una serie de enfrentamientos con los bloques opositores en el Congreso: el kirchnerismo con adhesiones momentáneas de radicales y gobernadores. A pesar de mantener un sólido apoyo popular, que oscila entre el 45% y el 55% según diversas encuestas, Milei tiene dificultades para traducir este respaldo en avances legislativos.
Uno de los pilares de su mandato es la lucha contra la inflación y la inseguridad, dos problemas persistentes en la sociedad argentina. Sin embargo, las reformas políticas y sociales propuestas por Milei, incluyendo un decreto de necesidad y urgencia y un proyecto de ley, fueron rechazadas tanto por el Senado como por la Cámara de Diputados. Con la “Ley Ómnibus” llegaron a sumar 160 votos en contra en Diputados sobre un total de 270, mientras que en el Senado el rechazo del DNU tuvo 42 votos en contra y apenas 25 a favor.
El viernes 1 de marzo, parado desde un atril y ante una oposición que prometía marcarle la cancha, Javier Milei inauguró el 142° período de sesiones ordinarias del Congreso, al que había calificado como un “nido de ratas”.
Una de las sorpresas en el discurso fue la convocatoria a gobernadores, expresidentes y líderes de partidos políticos a “que depongamos intereses” y los llamó a que el próximo 25 de mayo en Córdoba se firme “un nuevo contrato social”.
El objetivo es “dejar atrás las antinomías del fracaso y abrazar ideas de la libertad con las diez políticas de Estado que el país necesita”, anunció al hablar ante la Asamblea Legislativa.
Allí también advirtió: “Si eligen el camino de la confrontación, se encontrarán con un animal diferente al que estaban acostumbrados” y sumó “si bien no elegimos la confrontación, tampoco le escapamos. Si buscan conflicto, conflicto tendrán”.
Sin embargo, los gobernadores y legisladores que lo escucharon no le votaron sus proyectos, ya que vienen acumulando fastidios y necesidades políticas insatisfechas desde que empezó el nuevo gobierno.
Todo se debe porque el Presidente les “pisó la caja” al “partido de los gobernadores”. Milei les cortó las transferencias a las provincias todo lo posible. La Rioja tuvo que emitir una cuasimoneda para pagar los sueldos.