Mendoza recuperó el control de la mina de potasio Río Colorado

Se llegó a un acuerdo con Vale y el Gobierno espera encontrar un inversor y generar 1.000 empleos. Crearán la Empresa Provincial de Minería.

Mendoza recuperó el control de la mina de potasio Río Colorado
Vista del yacimiento de potasio en 2013, cuando era explotado por la minera Vale.

Luego de 10 años de un proceso tormentoso para la provincia, en el trunco proyecto de explotación de la mina de potasio Río Colorado, Mendoza llegó a un acuerdo con la minera Vale - que ha tenido hasta el momento la concesión-: adquirirá el control total de la mina y rediseñará la planta con un esquema menos ambicioso que posibilite bajar el monto de la inversión y mejorar la rentabilidad. El acuerdo ya está hecho y se rubricará en los próximos 10 días con la firma entre la Provincia y la empresa brasileña.

La decisión se tomó luego de duras y extensas negociaciones entre el Gobierno provincial y Vale, durante meses, y también, tras un minucioso trabajo técnico entre el Ministerio de Economía y Energía y la firma de abogados multinacional DLA Piper, contratada para que estableciera un balance respecto a toda la información legal, para evitar algún tipo de revés o contratiempos por manejos anteriores de la empresa, pero también para dar cuenta de los activos (físicos e intangibles) que dejará Vale, que son una inversión en el proyecto de U$S 2.500 millones, y que pasarán a manos de Mendoza en los próximos días sin que la provincia deba pagar por ello.

El gobernador, Rodolfo Suárez, dialogó con Los Andes y celebró el final positivo que tomó esta novela, que tuvo un comienzo prometedor en 2009, pero que terminó mal con la paralización de la empresa en 2012 y 3.000 empleos directos que se perdieron en aquel momento, por varias circunstancias, tanto externas como también internas.

Desde allí se realizaron diferentes maniobras por parte de la provincia, sobre todo durante la gestión de Alfredo Cornejo en 2015, para reacondicionar el proyecto y encontrar inversores para Vale, pero sin éxito en este punto, por lo que se decidió resolver el problema con el traspaso del proyecto a la provincia. Uno de los que encabezó este trabajo para encontrar una salida fue el ex ministro de Economía, Martín Kerchner, junto al subsecretario de Energía, Emilio Guiñazú. Tras la asunción de Suárez quedó Guiñazú, y se sumó el actual ministro, Enrique Vaquié.

Suárez comentó que hace unos días recibieron la última devolución de la empresa en las negociaciones que llevan “y en 10 días se firma el contrato para cerrar la transferencia de bienes y derechos sobre la mina”. Este proceso deberá pasar ahora por Asesoría de Gobierno y también Fiscalía de Estado para su visto bueno, pero también se requerirá el aval legislativo, el cual el oficialismo descarta tener la aprobación y acompañamiento por parte de la oposición.

El Gobernador ponderó el “gran acuerdo” realizado con Vale, ya que la empresa transferirá todos los activos, que tuvieron sin que la Provincia deba pagar, pero además Mendoza recibirá U$S 30 millones, que equivale al mantenimiento tal cual está la empresa hoy por 6 años. También hay una cláusula indemnizatoria en la que establece que todos los problemas que podría haber tenido Vale, queda a cargo de ellos y no de la provincia.

“Nosotros podríamos haber accionado contra la empresa, pero iba a ser negativo tanto para ellos como para nosotros, porque ellos deberían haber dejado el territorio tal cual estaba antes. A nosotros nos conviene este acuerdo para reactivar rápidamente la mina con todo lo que ya está hecho. Es un gran negocio para Mendoza”, agregó. De esta manera, Mendoza tendrá todos los activos, más los trámites burocráticos que llevan tiempo, como los permisos de impacto ambiental (tras la Declaración), permisos de uso de agua y derechos mineros, entre otros.

Respecto a los desafíos a futuro, el Mandatario destacó que ya están trabajando para que Mendoza adquiera un socio inversor, y así reactivar la mina. El objetivo principal, más allá del desarrollo económico de la provincia, es la generación de empleo. “Estamos acelerando los procesos, nuestro desafío una vez que se hizo el orden del Estado, más allá del desorden de la pandemia, es generar empleo para los mendocinos, a eso apuntamos”, añadió.

Los números del rediseño

La mina de potasio tal cual estuvo pensada hace 10 años, era absolutamente ambiciosa: implicaba una inversión total de U$S 6.500 millones, para la producción anual de 4 millones de toneladas de potasio. La ingeniería de la empresa constaba, además de la inversión en la mina y la usina, un tendido de ferrocarril hacia Chichinales (Río Negro) donde se trasladaría el mineral a una terminal portuaria en Bahía Blanca; y de allí con destino final a Brasil.

La caída en el valor del potasio, el contexto macroeconómico negativo con el cepo cambiario de aquel momento y trabas a las importaciones, así como también desencuentros entre la empresa y los gobiernos provincial y nacional fueron algunas de las causas que llevaron a la ruina el proyecto.

Hoy se manejan otros números. Según comentó el subsecretario de Energía, se achicará la iniciativa a la generación de 200.000 toneladas de potasio por año, un número sensiblemente menor al pensado anteriormente, pero el factible, según el Gobierno para llevarlo a cabo. Además, implicará una inversión de U$S 200 millones, por lo cual Mendoza planea crear una empresa provincial minera, similar a la Empresa Mendocina de Energía SA (Emesa), para conseguir un inversor para llevar adelante Potasio Río Colorado.

Durante la etapa de construcción o readecuación de la mina, se generarán alrededor de 1.000 empleos, mientras que una vez que esté en funcionamiento, operarán entre 200 y 300 trabajadores.

En tanto, los plazos que maneja la provincia es al menos un año para encontrar un inversor, y luego dos años para los trabajos de reingeniería y puesta en marcha, por lo que a fines del 2023 o comienzos del 2024, si todo sale bien, podría estar operativa la mina.

Mendoza, proveedora nacional

Respecto a la rentabilidad de la iniciativa, señaló que “hay mercado” para las 200.000 toneladas anuales que se generarán, y que lo encontrarán en la región, teniendo en cuenta que Argentina importa el 100% del potasio que utiliza (que son 100.000 toneladas anuales); y que la otra mitad se podría enviar al mercado uruguayo y al corazón industrial del sur de Brasil.

“Argentina está comprando a un precio –U$S 450 la tonelada- de casi el doble de lo que negocia China y Brasil –U$S 295 la tonelada-, principales importadores de potasio en el mundo, por lo que bajar el proyecto y encontrar mercado regional implica inversiones menores y precios mejores”, agregó Guiñazú. Además, se dejará de lado la construcción de la vía férrea, ya que el traslado del mineral se podrá hacer a través de transporte rodoviario, lo que abaratará los costos.

Por otro lado, Suárez detalló que han seguido en la búsqueda de socios, y añadió que este proyecto “más anclado y ajustado, ha interesado a varias empresas”, como la gigante china Shanghai Potash u otras empresas a nivel mundial. “La salida económica es más factible”, razonó. “Se cierra un capítulo, pero empieza uno nuevo que significa empleo, trabajo y riqueza para todos los mendocinos”.

En tanto, para Guiñazú, “lo que le paso a Potasio Río Colorado es una tragedia. Mendoza perdió años de trabajo, exportaciones de 4 millones de toneladas a 400 dólares de la tonelada; pero ahora sigue un nuevo desafío de materializar el proyecto y generar ingresos”.

Cintillo: idas y vueltas

El yacimiento ubicado al sur de Malargüe fue descubierto en 1978 por la minera TEA, pero el proyecto comenzó a desarrollarse recién en los años ’90. Fue Río Tinto, una empresa australiana la que realizó todo el estudio de factibilidad del proyecto, con grandes inversiones, en el año 2004. En 2009, la brasileña Vale compró el proyecto a Río Tinto por U$S 850 millones, cuyo yacimiento tendría una duración de 50 años.

Tras el fallido proyecto ambicioso que llevó a paralizar los trabajos en 2012 y dejó sin trabajo a 3.000 personas de manera directa, el Gobierno buscó junto con la empresa una solución, y se estudió incluso una reingeniería que bajó de la producción de 4 millones de toneladas anuales de potasio, a 1,5 millón. Aún así, la inversión necesaria era de U$S 1.500 millones, mientras que la tasa de retorno era bastante baja, lo que impidió materializar el proyecto, y luego se avanzó en el traspaso de todo el proyecto realizado a la provincia.

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