El Frente de Todos arde en Buenos Aires. El desastre perpetrado por la Policía bonaerense en la noche del jueves en la cancha de Gimnasia, en La Plata, causó fuertes cruces hacia el interior de la coalición y dejando al gobernador Axel Kicillof en el centro de los cuestionamientos por sostener a Sergio Berni, ministro de Seguridad.
Berni es un personaje que desde hace dos años no encuentra respaldo en la coalición. El único que lo sostiene en el cargo es Kicillof. El resto del oficialismo lo mira con desconfianza y muchos creen que debe renunciar. No comulgan con su idea de la “mano dura” y el empoderamiento de la Policía, lo que él define como “un ejército” de 90.000 agentes.
Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, los tres socios fundadores del Frente de Todos, eligieron el silencio. Pero en las segundas y terceras líneas muchos hablaron y quienes lo hicieron fue para condenar el accionar policial que baleó con postas de goma y tiró gases lacrimógenos a la hinchada de Gimnasia cuando ya había comenzado el partido contra Boca.
Kicillof, el economista que gobierna la provincia más populosa del país, ordenó remover al jefe del operativo a cargo del partido, Juan Gorbarán, y a tres uniformados identificados en la represión. La Policía Científica de la Federal, designada por el fiscal Martín Almirón, recolectó ayer al menos 400 cartuchos de postas de goma en la zona del ataque.
En medio del caos, hubo más de cien heridos y el hincha César “Lolo” Regueiro, de 57 años, quien se encontraba en la cabecera local junto a su familia, sufrió una descompensación cardíaca y murió. Hasta antes de la represión, el hombre estaba en perfecto estado de salud. “A mi hermano lo mató la represión policial”, dijo ayer Oscar, hermano de la víctima. El resultado provisorio de la autopsia determinó que Regueiro murió por un paro cardiorrespiratorio no traumático.
En un comunicado, Kicillof reconoció que el accionar policial durante el partido fue “inadmisible”. “Vamos a respetar el accionar de la Justicia para que se determinen las responsabilidades de los hechos ocurridos y seremos estrictos con las sanciones de quienes no hayan cumplido su deber”, dijo el mandatario en el documento.
El gobernador se reunió con Berni, Nicolás Kreplak (Salud) y Julio Alak (Justicia y Derechos Humanos) para analizar el estado de situación. Tras ello, el gobierno provincial salió a abonar la idea de que hubo sobreventa de entradas, pero el Club Atlético Gimnasia y Esgrima de La Plata no tardó en rechazar la hipótesis.
“Nuestro Club cumplió con los protocolos establecidos por los organismos de seguridad. No hubo sobreventas de entradas y el comportamiento de nuestros socios y socias e hinchas fue el correcto”, afirmó la comisión directiva en un comunicado. Nadie en el club y el Gobierno provincial supo explicar ayer por qué la Policía abrió fuego contra la gente.
Consultado acerca de la posibilidad de dejar su cargo, Berni respondió: “Mi renuncia está todos los días a disposición del gobernador (Axel Kicillof), pero acá hay responsables que tenían una función de llevar adelante el operativo que no ha sido bien resuelto”. Así, deslindó cualquier tipo de culpabilidad.
Fuentes del entorno de Kicillof consultadas por este medio expresaron algunas suspicacias. No le encontraron explicación a la magnitud de la represión. Y señalaron que el miércoles, 24 horas antes, la bonaerense arrojó gas pimienta y le pegó a hinchas de Independiente al finalizar el partido con Central Córdoba, cuando la desconcentración era normal. Incluso, en esta línea se expresó la diputada Juliana Di Tullio al decir: “No creo en las casualidades. Nunca”.
Eduardo Aparicio, titular de la Agencia de Prevención contra la Violencia en el Deporte (Aprevide), expresó que hubo “responsabilidad compartida” entre los encargados de la seguridad y el club. “Faltaban aproximadamente 20 minutos para el inicio y ya teníamos la totalidad de las tribunas cubiertas. En los alrededores había una cantidad importante de gente, entre 5.000 y 6.000 hinchas que querían ingresar con entradas de todo tipo”, dijo Aparicio.
Críticas internas
Fernando “Chino” Navarro, funcionario de Casa Rosada y referente del Movimiento Evita le apuntó ayer a Kicillof. “Los balazos y gases no son nuestro idioma. El gobernador, máxima autoridad provincial y a quien yo voté, debe dejar de mirar a otro lado y fijar un rumbo definitivo en materia de seguridad y prevención”, dijo.
Victoria Tolosa Paz, diputada albertista, escribió: “Repudio la brutal represión que llevó adelante la policía bonaerense contra hinchas, jugadores, periodistas y chicos en La Plata. ¡Las fuerzas de seguridad están para garantizar el orden y la seguridad de la gente, no para lastimar y matar a nuestro pueblo!”.
Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos, repudió el accionar policial y señaló que “nada justifica una represión con tanto ensañamiento y descontrol” al público presente. Y agregó: “Vemos con mucha preocupación la violencia institucional que ejerce la policía en los partidos de fútbol”.
La oposición, muy crítica
La exgobernadora bonaerense y actual diputada de Juntos por el Cambio María Eugenia Vidal apuntó contra Kicillof, al destacar que “ya lleva 4 muertos por violencia en el fútbol”. “No es la policía. Es la gestión de Axel Kicillof y Sergio Berni”, enfatizó en un posteo que realizó en su cuenta Twitter. Y afirmó: “Las políticas de seguridad requieren planificación y control, no improvisación”.
Los diputados provinciales de Juntos presentaron un pedido de interpelación dirigido a Berni. “Deben dar la cara frente a la sociedad”, dijeron.
Patricia Bullrich, presienta del PRO, también se hizo eco. “Destruyeron todo lo construido en cuatro años en seguridad”, dijo. Y señaló que el objetivo del programa Tribuna Segura era cuidar familias y controlar el fútbol. “Abandonaron los avances y ahora lamentamos la vuelta del descontrol. Acompaño a los familiares y amigos de César Regueiro y a todos los heridos”, añadió.
