Desde hace unos días el gobierno de Rodolfo Suárez teje sospechas respecto de la última medición de pobreza dada a conocer por el Indec. No digiere que en la provincia el índice haya aumentado para el organismo nacional, a pesar de que en el mismo periodo (segundo semestre de 2021) crecieron la ocupación y la actividad económica.
El Gobierno provincial se inclina a pensar que hubo algún error, pero no se priva de agitar el fantasma de la manipulación estadística. Alientan sus dudas otros resultados sorprendentes, como el descenso de la pobreza en el conurbano bonaerense o el caso de Corrientes, provincia gobernada por el radicalismo en la que la pobreza no subió, pero tuvo una reducción increíble: 15 puntos menos que en el mismo periodo de 2020.
Ciertamente, los técnicos de Suárez todavía no saben si hubo un yerro o algo más. Les faltan algunos números importantes para levantar el dedo acusador contra el Indec, que hasta aquí no había caído en la grieta. Lo único cierto en medio de especulaciones diversas es que la Dirección de Estadísticas e Investigaciones de la provincia (DEIE) está cerca de terminar su estudio anual de la pobreza, que le servirá para saber si el triste fenómeno realmente creció (como dice el Indec) bajó o se mantuvo igual.
Mientras tanto, el oficialismo se da rosca con el tema y hasta avisa que, ante las supuestas inexactitudes del Indec, el Gobierno provincial “hará su propia medición”.
El problema es que el anuncio de voces oficialistas destacadas, como la de la senadora suarista Natacha Eisenchlas, es en realidad una “no noticia”: el gobierno de Mendoza mide la pobreza y otras cuestiones, como el desempleo y la inflación, desde hace varios años. Más específicamente, desde 2016.
El dato puntual de la pobreza en Mendoza se refleja en la Encuesta de Condiciones de Vida de la DEIE, que tiene una sola emisión en el año (el Indec la mide en forma semestral) y cuyos números reflejan el relevamiento realizado en octubre del año anterior.
El estudio local detalla, además de la pobreza, la situación respecto de la salud y la educación, entre otras cosas, en cada departamento. Que quede claro entonces que no es que la Provincia haya salido ahora a medir la dimensión del problema porque el Indec, supuestamente, falló. Sencillamente, en dos o tres semanas, según prometen, se conocerán los datos anuales que siempre recaba la Provincia. En este link, mostramos el último trabajo que realizó la DEIE, correspondiente a 2020.
Lo que puede pasar es que el relevamiento “de rutina” de la DEIE consiga una atención especial esta vez, gracias a la controversia. Aquí aparece otra diferencia con el Indec, que difunde profusamente los datos de sus estudios, cada vez que salen, en las redes sociales. La DEIE, en cambio, solamente los publica en su sitio web, tal vez por el recelo respecto de la exposición de cifras que caracteriza a la gestión de Suárez, o simplemente porque nadie se ha ocupado de darle un mayor desarrollo comunicacional a estos datos.
Tampoco ha tenido la necesidad el Gobierno provincial de hacerlo. Las mediciones del Indec y la DEIE han sido similares en los últimos tiempos e incluso los números nacionales han distinguido a Mendoza en empleo y actividad económica.
Ahora la cosa cambió y encima el Indec expone que Mendoza va a contramano de lo que ocurre en promedio en todo el país.
El gobernador Suárez se muestra hace tiempo sensible ante los números de la pobreza y recalca que él no puede hacerla bajar. “No atribuya a la Provincia la pobreza. Estamos haciendo todos los esfuerzos que podemos y más, pero necesitamos que este Gobierno (nacional) cambie el rumbo”, respondió un tanto enojado en noviembre del año pasado a Los Andes, cuando se le preguntó por qué la pobreza seguía siendo alta en Mendoza.
En las entrañas del Gobierno provincial sostienen además que la reducción de la pobreza a nivel general que marcó el Indec ha sido “artificial”: se ha producido, creen, por la suma de planes sociales otorgados en lugares como el conurbano bonaerense.
Hasta Corrientes, que es radical, cae en esa volteada, por el pago en diciembre de un bono de fin de año a todos los empleados estatales. Mendoza también comenzó a pagar su bono, de valor más bajo, pero a partir de enero, o sea, ya fuera del último periodo que midió el Indec.
Lo cierto es que el Gobierno provincial cruza los dedos para que la encuesta local revierta el panorama negativo brindado por el organismo nacional. La Encuesta de condiciones de Vida de la DEIE tiene un alcance mayor que la del Indec, ya que no se concentra solamente en Gran Mendoza. El dato de la pobreza surge de calcular la “Canasta Básica Alimentaria (cba) y la Canasta Básica Total (cbt) comparada con los ingresos de los hogares relevados”.
El año pasado, esa cuenta dio que la pobreza había ascendido en medio de la cuarentena estricta a 42,4% en Mendoza, mientras que la indigencia trepaba al 4.8%. Solo números al menos un poco mejores que aquellos, y bastante menos duros que los del Indec (44,6% de pobreza y 7,2% de indigencia), calmarían al Gobierno provincial en la pelea contra el peor drama estructural que vive la población.