El Partido Justicialista atraviesa tiempos de cambio. En medio del fallo que condenó a Cristina Fernández por corrupción y las aguas divididas adentro por la ley de tolerancia cero de alcohol al volante, hubo cambio de autoridades.
Anabel Fernández Sagasti dejó la conducción del partido, a manos de otra mujer. La santarrosina Flor Destéfanis, que proviene del oficialismo actual, de hecho estuvo a cargo de una de las secretarías en la gestión de la senadora nacional, asumió la presidencia partidaria por dos años.
Lo cierto es que dentro del PJ hay diferencias que ya no se maquillan y en este tipo de eventos partidarios se hacen más visibles. Es sabida la distancia que tomaron los intendentes Roberto Righi (Lavalle) y Emir Félix (San Rafael) de la actual conducción. Tales son las diferencias, que presentaron listas propias para los consejos departamentales en sus pagos.
Todo quedó en paz después de las heladas, y las listas presentadas por los jefes comunales terminaron siendo las únicas, ya que el oficialismo levantó las propias. Los intendentes disidentes también marcaron su postura, distinta a la de la senadora nacional, con respecto a la ley de tolerancia cero.
En el acto de ayer por la tarde, ninguno de los dos estuvo presente. El lavallino argumentó una licencia por vacaciones pero mandó emisarios. Se lo vio al diputado provincial Edgardo González. Pero por el lado del sur, no hubo nadie. Ni siquiera Mauricio Sat, quien renueva al frente del PJ en San Rafael, fue a su propia asunción. El vacío a las nuevas autoridades, se hizo evidente.
El intendente de Tunuyán, Martín Aveiro, también firmó, junto a Félix y Righi, el documento contra la ley de alcohol cero. Allí se rechaza “el tratamiento exprés que se le intenta dar a una ley que trabajada en profundidad y por consenso puede significar una oportunidad para reducir efectivamente los accidentes de tránsito en la Argentina”.
En este contexto, el jefe comunal del Valle de Uco tampoco fue a la asunción de Destéfanis, pero mandó un video. Ausente también estuvo Matías Stevanato, por encontrarse de viaje, pero en las primeras filas estaban funcionarios de la comuna y concejales. Estos últimos intendentes eran, hasta ayer, vicepresidentes. Es decir, Fernández Sagasti se fue en soledad.
Tampoco estuvieron, como se esperaba, los peronistas del sector que abiertamente le ha declarado la guerra a La Cámpora. Ni Guillermo Carmona, ni Fernanda Lacoste ni Rafael Moyano aparecieron por el camping ubicado en El Bermejo. Sí dijo presente, y en primera fila, el dirigente Jorge Pujol.
El médico y ex candidato al Congreso de la Nación por Compromiso Federal hizo las paces con la dirigencia actual del peronismo. De despotricar contra La Cámpora y Carlos Ciurca, ex vicegobernador y uno de los operadores políticos del peronismo, pasó a sentarse justo al lado de él.
Los desafíos de la nueva conducción
Flor Destéfanis insistió en la idea de la unidad y habló de conformar una fórmula competitiva para 2023. Para ello ha dicho que “todos tienen para aportar al peronismo” por lo tanto el diálogo “está abierto” con la intención de que “todos” sean parte.
Lo cierto es que hasta acá pocos asoman. Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de la Vitivinicultura (INV) es quien recorre y se muestra como una opción. De los intendentes que podrían hacerlo como Righi, Aveiro o Félix, dan pocas pistas. Es casi un hecho que desdoblarán las elecciones en los municipios administrados por el PJ, para tratar de retener el control de sus pagos.
La intendenta de Santa Rosa criticó al gobernador Rodolfo Suárez por su “falta de visión federal” y marcó que en tres años “nunca recibimos la visita del Gobernador”. En ese contexto entiende que el peronismo debe conformar un proyecto político que seduzca a los mendocinos.
Ese seguro será uno de los desafíos, al que no se sabe si llegará con el peronismo unido. Sorteó el primer obstáculo cuando el Frente de Todos se mantuvo unido en la Legislatura para votar el presupuesto provincial y el paquete de obras.
Al menos en su asunción, algunos no dejaron de hacer sus cosas por venir a participar del acto ni a brindarse su apoyo, al menos como sucede en otras oportunidades. Será cuestión de tiempo para saber si las diferencias se pueden limar, o bien, que el peronismo siga en proceso de transformación.