En general, los grandes proyectos de obra pública tienen historia y en la Argentina (y por extensión, Mendoza) suele ser muy larga. Incluso los vericuetos de los relatos se cruzan con otros. Ahora Mendoza está en la encrucijada de una de esas mega obras, que tiene chances de naufragar: Portezuelo del Viento.
A tal punto hay chances de que todo quede en la nada, que ya se menciona un plan B a esa obra. Los Andes ha informado sobre las alternativas que baraja el gobierno de Rodolfo Suárez en su edición del 9 de enero pasado. Allí, además de un plan de obras de agua y saneamiento desarrollado por Irrigación y Aysam, se menciona otra obra con historia: la represa El Baqueano.
Lo interesante de El Baqueano es que, a fines de este año o principios del próximo, estaría en condiciones de ser licitado. “Va a estar licitable, con proyecto ejecutivo e impacto ambiental, a fin de este año o principio del próximo. Los componentes técnicos están, la ingeniería de la presa, los caminos de servicios, la geología. Falta el impacto ambiental”, cuenta el ministro de Planificación e Infraestructura, Mario Isgró.
El funcionario explica que, en caso de que el Presidente termine dándole la razón a La Pampa, es necesario empezar a usar en otras obras el dinero reservado “con proyecto ejecutivo terminado o a punto de terminar como El Baqueano. El Gobernador será quién tenga que decidir. Aún así, los desembolsos de Nación aún no terminan, tenemos casi 400 millones de dólares en fideicomiso. No podemos invertir todo ese dinero en dos años, de ninguna manera”.
El Baqueano además no necesita ninguna negociación adicional con Nación. En el acuerdo firmado por Alfredo Cornejo y el entonces ministro de Interior, Rogelio Frigerio, Nación se compromete a cancelar en cuotas la deuda de 1.023 millones de dólares por los perjuicios derivados de la promoción industrial, que Mendoza debe usar para construir Portezuelo. La cláusula cuarta de ese convenio, dice que los fondos pagados por Nación “serán transferidos a un fideicomiso que será constituido por la Provincia a los fines de la ejecución de la obra y/u otras obras hídricas necesarias para el desarrollo de la generación hidroeléctrica provincial”.
En la semana que pasó, el gobernador Suárez se adelantó al rechazo presidencial y pidió modificar esa oración del convenio, para avanzar en las otras obras hídricas del plan B. El Baqueano no requiere esa modificación: es una obra hidroeléctrica. Sin embargo, la idea del Gobernador y del ministro es tratar de usar ese dinero en varias direcciones. “Tenemos que hacer obras que fortalezcan la economía: energía, agua y turismo”, dice Isgró.
No se descarta que La Pampa se oponga a esta obra también. De hecho también tienen una cruzada contra la represa El Tambolar de San Juan, en una pelea por las aguas del rio Desaguadero, del que el río San Juan es afluente. Desde Emesa (es la empresa provincial encargada de llevar adelante el proyecto) su titular Pablo Magistochi dice que esta represa está en medio de otras dos (Agua del Toro y Los Reyunos), por lo que no alterará los caudales del río Diamente.
Historias cruzadas de los diques
Todos los proyectos hidroeléctricos de los que Mendoza habla o ha hablado alguna vez tienen larga historia. Todos nacieron en la vieja empresa de Agua y Energía, en una época dorada en la que la provincia desarrolló una docena de embalses. El Baqueano y Portezuelo reconocen el mismo origen.
El Baqueano está previsto en el río Diamante, entre Agua del Toro y Los Reyunos (exponentes de esa época dorada). El primer borrador de la obra data de 1982 y fue desarrollado por la estatal Agua y Energía. El último proyecto fue realizado por una consultora canadiense con oficinas en Argentina, CH2M Hill. En la gestión Cornejo, ese proyecto llegó a Mendoza y en la Empresa de Energía Mendocina S.A. (Emesa) empezaron a trabajarlo.
El proyecto fue realizado a nuevo. La ubicación elegida originalmente era un paraje llamado Agua de la Mora y cuando empezaron los estudios el lugar fue descartado por deslizamientos de laderas. Se estudiaron cuatro lugares alternativos aguas arriba de Agua de La Mora: Cerro Malal, El Imperial, Chacaycito y La Horqueta. Luego de determinar las factibilidades técnicas económicas, se eligió El Imperial para desarrollar la presa de hormigón de gravedad HCR (hormigón compactado con rodillos).
En El Imperial está previsto construir una presa de 68 metros de altura, para juntar 80 hectómetros cúbicos de agua. Allí nacerá un túnel de 13,8 kilómetros de longitud y un diámetro de 7 metros, que llevará el agua a alta velocidad hasta la central El Baqueano, situada cerca de la cola del embalse Los Reyunos. La central albergará dos turbinas Francis que serán movidas por el agua traída desde el embalse para generar electricidad. Las dos turbinas le proveerán al sistema una potencia instalada de 150MW aproximadamente. El costo es sensiblemente menor a Portezuelo: 500 millones de dólares, casi la mitad.
Es que la represa de Malargüe contendría 2.000 hectómetros cúbicos de agua y la potencia instalada sería de 201 MW. El paredón sería de tecnología similar al que se propone en El Baqueano: hormigón rodillado.
Portezuelo del Viento nació tres décadas antes que El Baqueano, en 1950. Cuando se creó el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (Coirco), en 1976, se habló de varios aprovechamientos en la cuenca. En el plan original, aprobado por todas las provincias (incluida La Pampa), Portezuelo iba a ser uno de tres embalses sobre el río Grande, en Malargüe.
Ahora, esa larga historia está en manos del presidente Alberto Fernández, quien tiene que mediar entre nuestra provincia y La Pampa, una provincia gobernada por el peronismo, el mismo signo político que el mandatario. Parece difícil que Fernández le dé luz verde.
Portezuelo del Viento y El Baqueano se cuentan entre los seis proyectos ubicados en Mendoza que son parte del “Inventario de Proyectos Hidroeléctricos Nacionales” que desarrolló Agua y Energía antes de la privatización. Se suman Los Blancos (en el río Tunuyán que fue licitado durante la gestión de Francisco Pérez y está en discusión legal), Bardas Blancas (uno de los tres embalses sobre el río Grande incluidos en el análisis del Coirco en su fundación), el complejo Cordón del Plata conformado por las represas Uspallata y Cerro Negro, ambas sobre el río Mendoza, aguas arriba de Potrerillos.
Actuamente Emesa también trabaja en el complejo Uspallata-Cerro Negro. Ese proyecto consta de dos diques, uno antes de llegar al puente que cruza el rio Mendoza y que ingresa al pueblo, el otro en los alrededores de la curva de Guido; quedaría entre Uspallata y Potrerillos.
Esta propuesta tiene una complejidad adicional: con los dos embalses la ruta internacional 7 queda prácticamente sumergida en ese sector: “las dos presas, Uspallata y Cerro Negro, que va entre Uspallata y Potrerillos, obligan a rehacer la ruta 7 entre las dos localidades. Ese tramo está pidiendo renovación, ensanche. Lo que se está estudiando es un camino al sur de la traza actual, saliendo desde Potrerillos, una senda entre las montañas que se encontraría con la actual traza a la altura del puente sobre el río Mendoza que va hacia Uspallata” cuenta Isgró.
El proyecto que se baraja para ese tramo consiste en una nueva ruta con tres carriles y sin tantas curvas peligrosas. El plazo estimado para terminar el proyecto ejecutivo del complejo Cordón del Plata ronda los dos años.