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Difonso cerró la grieta
Entre los objetivos de Cambia Mendoza para la general del 14 de noviembre está dar vuelta el resultado en San Carlos, la tierra de los dos últimos gobernadores y que gobierna un intendente aliado, Rolando Scanio. Allí, dicen, el Frente de Todos se vio favorecido por la sumatoria de las colectoras de concejales.
El problema para lograr esa meta es una particularidad inaudita que se da allí: las dos listas de concejales que se disputan el primer lugar responden a Jorge Difonso, el jefe político de Scanio y un aliado inasible de Cambia Mendoza, que se metió en la interna del Frente de Todos con una coletctora y la ganó.
Así, la lista de concejales que presentará el oficialismo obviamente es patrocinada por Difonso y la que irá en la principal boleta opositora, integrada por funcionarios actuales del municipio de raíz peronista, también.
El dirigente surgido del Partido Demócrata ha logrado lo que proponía su ex referente nacional Sergio Massa: borrar la grieta. Al menos, eso es lo que parece cuando hablan sobre él peronistas y radicales usando las mismas irreproducibles palabras.
Un palo desde el sur por la lista sábana
Andrés Vavrik, presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y ganadería de General Alvear, lanzó un encendido discurso en el almuerzo de la Fiesta de la Ganadería de Zonas Áridas que se realizó el sábado en el departamento del sur mendocino. Hasta allí llegaron dirigentes políticos de todos los partidos políticos, incluido el gobernador Rodolfo Suárez.
En el discursos de Vavrik hubo un reclamo que atraviesa a toda la política: “todavía tenemos listas sábanas, y candidatos testimoniales.Llegamos al extremo de que confiamos ciegamente en un jubilado octogenario para que utilice un cajero automático o efectúe operaciones por medios de pago electrónicos para disponer de sus haberes. Sin embargo, para el sistema electoral, aún no tenemos la capacidad para ingresar a una pequeña sala y elegir 10 candidatos por medio de un sistema electrónico o marcar al candidato de nuestra preferencia en la boleta única y meterla en un sobre. Refundar nuestra democracia requiere por lo menos, que avancemos a la boleta única de papel en todo el país”, dijo Vavrik.
Los presentes miraron hacia las mesas ocupadas por dirigentes políticos. Sólo hubo caras inexpresivas ante el reclamo.
Otro cachetazo alvearense
Al cierre de su discurso, Andrés Vavrik lanzó una dura crítica contra el Gobierno Nacional. Además de indicar que Argentina hoy “discrimina provincias” o “normaliza y romantiza la pobreza, confisca a los más eficientes, castiga al campo que la hizo grande, relativiza la propiedad privada”, lanzó una dura frase de cierre: “la Argentina necesita justicialistas, radicales, al Pro y los liberales, dentro de un gran acuerdo político, luchando espalda con espalda contra el socialismo populista empobrecedor”.
Dicen los testigos que la mesa “radical” del almuerzo, en el que estaban Suárez, el vicegobernador Mario Abed, los candidatos Alfredo Cornejo, Julio Cobos y Mariana Juri y la estrella invitada del Pro nacional, Patricia Bullrich, aplaudieron de pie ese pedido del empresario alvearense, más que los ganaderos del sur; en otro lugar del salón, la mesa “peronista-kirchnerista” encabezada por el senador provincial Lucas Ilardo, sólo se meneaba la cabeza.
La réplica chicanera de Pato
Hablando de la presidenta del Pro, Patricia Bullrich, arribó a Mendoza la última semana para participar de la campaña electoral de Juntos por el Cambio y su pata local, Cambia Mendoza, con la vista puesta en las generales del 14 de noviembre. Durante su estadía, pasó por tres comunas gobernadas por el radicalismo, como Rivadavia, General Alvear y Malargüe, pero también pisó territorio peronista.
El viernes por la tarde, la dirigente macrista y el candidato a senador nacional Alfredo Cornejo dieron una charla ante militantes en el Club Andaluz de la Ciudad de San Rafael, departamento que desde hace más de una década es un bastión del justicialismo.
Mientras la ex ministra de Seguridad daba su discurso en el evento, fue interrumpida por unos gritos lejanos que la increpaban diciéndole “caradura”, entre otros insultos. Lejos de incomodarse por la situación, Bullrich salió airosa con una réplica chicanera.
“Andá a buscar votos, porque te faltan votos”, le espetó la referente de Juntos por el Cambio, haciendo referencia al resultado electoral de las PASO en el departamento sureño, donde el oficialismo provincial se impuso sobre el Frente de Todos. Esa contestación despertó una ovación de los presentes y posteriormente el encuentro siguió su curso.
La borrosa línea límite de la campaña
No es nuevo que las fuerzas políticas usen programas oficiales para captar el voto popular. Muchas veces son promesas o inauguraciones de obras, aumentos salariales o de planes sociales. El repertorio es amplio y siempre se paga con plata que ponemos todos por vía de los impuestos y que, en muchos casos, deberían ser cosas normales propias de la gestión y que no deberían ser tan excepcionales como para incidir en el voto.
La pregunta ética es cuál es el límite para ese uso de la estructura del Estado para captar el voto. El límite es cada vez más borroso y el uso es cada vez más descarado.
Por ejemplo, la semana pasada mencionábamos la llegada del “Tren Sanitario”, en el que se podían hacer consultas médicas y otros trámites relacionados con el Estado, en un claro uso de esa estructura para conquistar el voto para un partido, en este caso, para el Frente de Todos.
El martes habrá una actividad en un barrio de Guaymallén. Se invita a los vecinos a charlar sobre los problemas que le importan a los vecinos y, de paso, habrá stands de Anses, el PAMI, de los ministerios de Desarrollo Social y de Trabajo de la Nación, para que los vecinos hagan trámites que deberían hacer en las oficinas locales de éstas reparticiones, o en sus sitios web. Otra vez, se usa la estructura del Estado para captar el voto.