Portezuelo asegura más agua para riego a las provincias que se quejan

Un informe enumera los beneficios que traería la represa que se quiere construir en Malargüe. Generaría electricidad para 130 mil hogares.

Portezuelo asegura más agua para riego a las provincias que se quejan
Imagen ilustrativa / Archivo

Incrementar la seguridad hídrica; regular caudales y controlar crecidas; asegurar la provisión de agua para consumo humano, riego y uso industrial; mejorar la calidad del agua; potenciar el desarrollo regional; generar energía renovable y crear de puestos de empleo directo e indirecto. Este es el listado de beneficios de la construcción de la represa Portezuelo del Viento, sobre el río Grande en Malargüe.

Las beneficiadas serán Mendoza y las provincias vecinas que cuestionan su ejecución y han puesto un freno político a la obra que está en pleno proceso de licitación. Un informe del Gobierno provincial busca dejar en claro esas ventajas y serán los argumentos que Rodolfo Suárez llevará a la reunión de gobernadores del Coirco el 26 de junio, a la que convocó -sorpresivamente- hace 10 días la Nación.

Sergio Bugarín es el responsable de la gestión ambiental y social de Emesa, la empresa provincial de energía que llevó adelante los estudios de impacto social y ambiental de la represa en 2018. En diálogo con Los Andes, el funcionario no dudó en sostener la viabilidad de la obra que se construirá en Malargüe. “Todas las declaraciones de impacto ambiental fueron aprobadas en tiempo y forma. La evaluación de la presa y de la central se hizo entre 2016 y 2017 y se aprobó en 2018, pero el estudio venía de 2011 porque se empezó en la gestión de Celso Jaque”, explicó.

“El estudio de impacto de las obras complementarias -nueva villa Las Loicas, traza de las rutas nacional 145 y provincial 226, y 250 km de línea eléctrica- se empezó en 2018 y se terminó en este año”, agregó Bugarín.

En término generales, los estudios que hizo primero la UNCuyo y luego el que llevaron a cabo en conjunto las universidades de La Plata y del Litoral concluyen que Portezuelo del Viento generará una serie de beneficios para toda la cuenca del río Colorado y, específicamente para Mendoza durante su construcción, puestos de empleo directo e indirecto.

Mientras La Pampa, aprovechando los nuevos tiempos políticos con Alberto Fernández en la Presidencia, exige nuevos estudios de impacto ambiental y un manejo consensuado de la presa, Bugarín rebate los argumentos de la provincia vecina recordando que los estudios ya aprobados por el Coirco en 2018 los realizaron dos universidades neutrales que no son parte de la cuenca y con los mejores profesionales del país.

“El informe se aprobó con los votos de todas las provincias menos de La Pampa. La cuenca no es una unidad ambiental y las universidades le pusieron fin a esta discusión diciendo que no existe en el mundo un antecedente de estudio de toda una cuenca para una obra hidroeléctrica y propone una nueva forma de análisis por tramo”, aclaró el funcionario de Emesa.

El informe del Gobierno provincial rescata un estudio de la cuenca que encargó en 1970 el gobierno nacional al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). En su análisis, el prestigioso instituto estadounidense concluyó que la cuenca debe tener una capacidad de embalse de 10.000 hm3 para aprovechar su potencial.

Hoy la cuenca cuenta con 132.000 hectáreas bajo riego, cuya producción se encuentra protegida por el agua almacenada por el embalse Casa de Piedra (3.500 hm3), localizado aguas abajo de la localidad de Catriel, en Río Negro.

Según los estudios, el potencial de riego de la cuenca alcanza las 763.000 hectáreas, pero para ello es necesaria la construcción del resto de las obras definidas, entre ellas Portezuelo del Viento, que le agregará 2.000 hm3 a la reserva de agua de la cuenca, “lo cual permite recomponer la relación entre hectáreas cultivadas y reservas de agua a niveles próximos a los originales”, dice el informe del gobierno provincial.

El mismo documento aclara más adelante que los 210 MW de generación eléctrica de la presa malargüina “permitirán darle servicio de energía a más de 130.000 hogares de todo el país”.

Beneficios agrícolas, no políticos

En 2018, cuando el Coirco avaló los estudios de impacto ambiental de Portezuelo, Neuquén, Río Negro y Buenos Aires estaban alineadas con el gobierno nacional de Mauricio Macri. Todo cambió cuando asumió Fernández, a pesar de que las primeras dos continuaron gobernadas por las mismas fuerzas.

De ese cambio político se aprovechó La Pampa para alinearlas ahora en su causa y lograr que el gobierno kirchnerista desarchivara su reclamo. Pero en la gestión de Suárez muestran números para demostrar que los gobernadores vecinos se beneficiarán con Portezuelo al incrementar sus hectáreas de riego.

Y ponen como ejemplo a Axel Kicillof. “Actualmente Buenos Aires puede regar 70.000 hectáreas con un caudal en óptimas condiciones, mientras que con la presa de Portezuelo ese número se duplicaría: permitiría un permiso de riego para 140.000 hectáreas de cultivo y hasta se podría llegar a 200.000, lo que casi equivale a la totalidad de hectáreas que hoy se riegan en la provincia de Mendoza”, dice el informe del Ejecutivo.

Lo ambiental

Portezuelo incluye la construcción de un paredón que servirá de contenedor del sedimento del río y generará aguas claras. Esto se considera una consecuencia negativa, porque los sedimentos impermeabilizan los ríos y canales de forma natural, al bajar aguas claras se debe canalizar para evitar que se filtre el agua. Pero, explica Bugarín, esta acción se verá subsanada porque el río Poti Malal aportará abajo de la presa los sedimentos necesarios para el cauce.

En cuanto a la salinidad, los estudios aseguran que Portezuelo será beneficioso para la cantidad de sales porque evitará las bajas de caudal en invierno. También indican que tendrá un impacto positivo en la estrategia de cambio climático del país.

“Portezuelo regulará el cauce todo el año, habrá mayor disolución de las sales y al embalsar el agua en la cuenca alta, se regula el agua de toda la cuenca”, señaló Bugarín.

Hasta ahora, se calcula que el impacto negativo podría recaer en los peces que viven en el río Grande en la zona de Mendoza cuando se llene la presa o se hagan operaciones.

“Se invirtieron 15 millones de pesos en un estudio biótico anual. Se analizó el comportamiento de los peces y la flora en las cuatro estaciones para tener una foto real del río. Participaron eminencias en el tema”, aclaró el funcionario de Emesa para insistir en que no hay argumentos para oponerse a la construcción de la presa.

Informe: Gabriela Sánchez

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