Un estudio nacional que realizó la consultora Realle Dalla Torre durante este mes de julio, reveló que la situación económica del país domina el malhumor social de los argentinos y más de un 60% de los encuestados cree que vamos rumbo a una hiperinflación.
Esta radiografía social sostiene que entre las principales preocupaciones ciudadanas se encuentran la inflación y la consecuente pérdida del poder adquisitivo, con el 76% y 53% de las menciones, respectivamente.
Por otro lado, el pesimismo con respecto al futuro del país también es alarmante. El 80,5% de los consultados observa un horizonte “sombrío” para Argentina. Se trata de una categoría que aumentó un 6,9% con respecto al último semestre.
En ese sentido, una amplia mayoría considera que el país se dirige a una “hiperinflación” (60,7%) y solo un porcentaje minoritario -24% - está convencido que el gobierno nacional tiene alguna chance de controlar algo la inflación.
Otro dato que revela el informe es que la idea de un salario básico universal congrega un rechazo del 59%, por considerar que sólo contribuirá a aumentar el gasto público y como consecuencia, habrá más inflación.
No obstante, un 30,2% lo considera necesario para contener el crecimiento de la pobreza, en su mayoría, encuestados representados con la vicepresidenta Cristina Kirchner (el 80% de su electorado).
El estudio fue realizado entre el 8 y el 12 de julio pasados y fueron encuestados 1.185 casos en total.
En la encuesta también se consulta acerca de la percepción ante un eventual adelantamiento de las elecciones nacionales, ante lo cual la respuesta contradice el ánimo imperante.
“A pesar del desánimo y las mínimas expectativas de mejora, casi la mitad de los encuestados – 49% - considera que el gobierno de Alberto Fernández, completará su mandato en tiempo y forma. Podrían desprenderse una serie de variantes que lo expliquen, pero interpretamos que la razón de fondo se sustenta en que el Peronismo, aún atravesando su peor momento en términos de popularidad, conserva en una porción elocuente de la sociedad algún poder de fuego en cuanto a su posibilidad de otorgar mínimas garantías de gobernabilidad”, dice en este sentido el estudio.