Laura Muñoz es la ex pareja de Alejandro Vandenbroele (signado como el testaferro de Amado Boudou) y se hizo conocida por ponerle voz a uno de los episodios más resonantes que protagonizó la gestión kirchnerista en donde se constataron irregularidades en el proceso de salvataje de la ex Ciccone Calcográfica.
Tras las denuncias e investigación judicial, el ex vicepresidente Amado Boudou fue condenado como autor de los delitos de cohecho pasivo en concurso ideal con negociaciones incompatibles con la función pública, mientras que José María Núñez Carmona y Vandenbroele fueron sentenciados por la figura de partícipe necesario.
Hoy Muñoz vive en Mendoza y fue una de las primeras en levantar la bandera de “Ficha Limpia”. La iniciativa que propuso la diputada radical María José Sanz para impedir que personas condenadas en primera instancia por delitos de corrupción e integridad sexual, además de los ya establecidos en la Ley Orgánica de Partidos Políticos, no puedan acceder a una candidatura a cargos electivos. Este proyecto se convirtió en ley el año pasado.
Los días de Laura Muñoz transcurren en una casa dentro del Gran Mendoza. Da clases de gimnasia y vive con dos hijos mayores de edad y una menor, que es su vínculo con Vandenbroele. Tiene custodia permanente por parte de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que son las únicas personas ajenas a su entorno en las que confía.
El sistema de protección de testigos del que forma parte se encuentra dirigido a personas como Muñoz e imputados (colaboradores de justicia o arrepentidos) que hubieren realizado un aporte trascendente a una investigación judicial de competencia federal y que, como consecuencia de él, se encuentren en una situación de riesgo.