Hace 18 años que Roberto Iglesias dejó la gobernación, hoy está alejado de la política. Ahora se dedica a sus cosas y esperaba mientras dialogaba, que le llamara su contador para presentar unos papeles en AFIP. También se divierte con sus nietos. Pero cuando empieza a hablar del país, de la economía y de los recuerdos del 2001 vuelve a ser el político de fines de los 90 y principios del 2000, que se enojaba fuerte cuando las cosas no iban como él quería. Pero, al no estar en los temas diarios de la función pública, y habiendo transitado una de las peores crisis de la provincia, también está más reflexivo.
-¿Lo más complicado fue La ley del déficit 0 de Cavallo que lo obligó a recortar los salarios?
-No había plata y tuvimos que recortar salarios, nadie nos prestaba y no se emitía porque lo prohibía la ley de convertibilidad. Fue la medida más dura que tomé. Pero eso fue la culminación, el problema de Argentina es más de fondo, no arma una economía en la que no tenga déficit. Argentina viene gastando más de lo que debe y para terminar con eso hay que tomar medidas muy dolorosas. Creo que la sociedad no está dispuesta a aceptar lo que hay que hacer y por eso los políticos no lo hacen, para las medidas dolorosas debería haber un acuerdo social muy grande. La Argentina no termina de resolver los problemas y le echamos la culpa a otros. En aquél momento fue de arrastre, Cavallo paró la inflación con la convertibilidad pero fue una condena, había que salir de la convertibilidad pero se debía achicar el gasto y eso no se hizo. Sabíamos que salir era un incendio, como sucedió, nadie nos prestaba, tuvimos cuasimonedas, fue un festival, la mayoría no valía nada. No podíamos emitir y nadie nos prestaba y por eso había que achicar el gasto. Hay que agregar una situación política muy complicada, los problemas de De la Rúa, del partido y una oposición que boicoteó al gobierno. También fue delicada la renuncia del Chacho Alvarez. Fueron muchas situaciones que se conjugaron, la economía no daba más y terminó en un incendio.
Tuvimos suerte porque después de la devaluación apareció un mundo que crecía, se devaluó de 1 a 4, después bajó pero fue fuerte. Pero se desperdiciaron los beneficios que nos daba el mundo, el petróleo subió de 19 a 50 dólares el barril, la soja de 149 a 600 dólares la tonelada, pero como no solucionamos el problema de fondo los problemas siguen estando.
-Los jueces no quisieron bajarse los salarios en el 2001.
-Con la justicia no quedaba otra que hacer que entendieran los problemas que había, creo que la legitimidad de las medidas se da cuando son honradas desde arriba. Debía haber un acuerdo para darle una señal a la gente, no sólo era por la reducción porque la gente sufrió esa reducción y lo toleró y lo comprendió. Tomamos la medida por una cuestión de justicia porque los privados estaban haciendo mucho esfuerzo para pagar impuestos, cuánta gente se quedó sin trabajo y cuántos negocios y empresas cerraron, y nosotros teníamos que dar un ejemplo desde arriba. El Ejecutivo y el Legislativo se ajustaron los sueldos, el Judicial no. Muchos jueces que lo entendían y otros no, era una lucha que había que dar y la dimos. El dinero del recorte lo devolvió Cobos, entendía que la provincia había mejorado y me pareció bien.
-¿Cómo veía los problemas sociales con los saqueos?
-Lo de los saqueos se contuvo bien, hubo mucho diálogo y acuerdo. Acordamos con los supermercados para que entregaran bolsones, como sociedad se trabajó bien y también lo hicimos con organizaciones sociales para prevenir.
-¿Qué balance hace de esa época?
-En lo personal, entiendo que estuve a la altura de las circunstancias. Resolvimos muchos temas, entregamos una provincia sin déficit, sin default, una provincia creíble. Renegociamos el bono Aconcagua porque Mendoza es creíble, porque honramos nuestra palabra y fuimos muy castigados. No pagar y no tener crédito va en contra de los intereses populares. En muchos casos tuvimos discusiones porque los créditos no habían sido nuestros, lo hicimos porque la continuidad es así y hay que hacerse cargo.
-¿Qué cambio queda pendiente desde el 2001?
-Cambiaron pocas cosas, salimos del 2001 con el que se vayan todos y hoy están casi los mismos. Deberíamos replantearnos cosas de la política, hoy nos gobiernan los que estaban peleados, Massa, Alberto y Cristina. Y va el mea culpa, Cornejo era el que negociaba con Alberto Fernández la fuga de radicales en el 2007 que hicieron presidenta a Cristina. La sociedad está cansada y está cansada de los políticos pero hay que tener en cuenta que también tiene que ser más selectiva, no puede pedir los valores de San Martín y después votar como vota en la Nación.
A Mendoza la veo diferente, somos diferentes, se exigen cosas distintas. La convivencia política es distinta, antes era mejor, había más convivencia y más entendimiento. Pude acordar cosas con la dirigencia del justicialismo que nos permitió sobrellevar la crisis. Esto tiene que ver con la exigencia de la sociedad, aquí no se permite lo de Formosa y ese valor hay que conservarlo. Cualquiera en su vida hace las cosas porque puede hacerlas, así todo hay un poder externo que te controla y un poder interno que te frena a realizar cosas que no se pueden hacer. En política pasa lo mismo, el político hace las cosas porque puede y la sociedad se lo permite. Como sociedad hay que reflexionar mucho. Tampoco es cierto que todos son iguales, no es verdad, hay gente buena y gente que no lo es. Cuando nos dicen son unos todos unos ladrones, para que se va a meter en política la gente si queda como un ladrón, eso hay que reflexionarlo. Hubo y hay buena gente y honesta que hicieron bien las cosas.