El viento a favor está dado, en parte, por la suba de los precios de materias primas. La soja llegó a cotizar 525,63 dólares la tonelada el 14 de enero y desde ahí recortó, para cerrar el viernes en los 481,26 dólares. No obstante, está 52% por encima de un año atrás.
El maíz cotizó el viernes en los 196,94 dólares, 30,7% arriba de un año atrás. Y la tonelada de trigo se ubicó en los 233,33 dólares, 19% más que doce meses antes cuando la economía global venía con un crecimiento muy bajo y la Argentina ya estaba en recesión, antes de la pandemia.
Pero hay datos que preocupan. La consultora Fiel marca en un informe que la producción de aceites continúa sin mostrar una recuperación, dejando a la industria con altos niveles de capacidad no utilizada..
Y la baja industrialización “podría extenderse a 2021”, no solo por los efectos de la sequía, sino también por bajos incentivos a la originación de los granos (con independencia de la mejora de las cotizaciones) por la alta presión impositiva y la falta de previsibilidad.
La Unión Industrial Argentina (UIA) dijo el jueves a la mañana que espera “una recuperación generalizada del entramado productivo” en 2021. Pero aclaró que esto dependerá de “la normalización de las regulaciones en el mercado de trabajo”.
Eso, en parte, ya no ocurrirá. En la noche del mismo día el Gobierno anunció la prórroga por noventa días a la prohibición de despidos y la extensión hasta fin de año de la doble indemnización.
Por otro lado, en un informe sectorial, la UIA afirmó que espera incentivos concretos a la inversión dado el elevado nivel de presión tributaria, el bajo nivel de crédito y las tasas altas. El Gobierno está trabajando en una reforma tributaria, pero sin descenso de impuestos en el corto plazo. Y las tasas de interés no descenderán mientras la inflación siga evidenciando recrudecimiento.
Competitividad y contexto global
Por la devaluación sostenida del peso, en paralelo a la inflación, la competitividad cambiaria de Argentina hoy está en un buen nivel. El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) se ubica en 124,11 puntos.
Si bien está muy lejos de aquel 198,85 puntos de 2002 pos devaluación o del 136,86 que tuvo el macrismo en 2018, se ubica en el nivel más alto de los últimos catorce meses, por lo que no haría falta que se profundice la depreciación del peso contra el dólar.
Ese índice mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto al de los principales 12 socios comerciales del país, en función del flujo de comercio de manufacturas.
Estimaciones de la agencia estadounidense Bloomberg Economics indican que para 2021 se espera que los bancos centrales mantengan sus políticas monetarias ultraexpansivas, inyectando liquidez en los mercados internos para que suba la demanda agregada de bienes y servicios.
No se espera que ningún banco central occidental aumente las tasas de interés este año. China, India, Rusia y México se encuentran entre los países que se prevé reducirán aún más sus tasas de referencia.
Por la necesidad de sostener la economía en medio del rebrote de Covid19, el Grupo SBS (una de las financieras líderes en Buenos Aires) prevé que la nueva gestión de Joe Biden en los Estados Unidos mantenga un dólar débil y tasas bajas al menos hasta mediados de año.
Por un lado, eso ayuda a la Argentina porque resta presiones devaluacionistas al peso. Por otro, mientras el indicador riesgo país que elabora la banca JP Morgan siga en torno a los 1.421 puntos del viernes, el financiamiento privado seguirá vedado.
Pero Fiel advierte que vamos a un mundo más nacionalista y menos multilateral. La “nacionalización” de las vacunas y la falta de acción concreta por parte del G20 son algunas evidencias. Y, dice, ambas situaciones tendrán consecuencias en la Argentina 2021.