El manejo del recurso hídrico contará con una herramienta clave como es el desarrollo de un plan integral que abarque todos los aspectos. Para eso, la firma del convenio entre Mendoza y Consejo Federal de Inversiones (CFI), además de San Juan, es de vital importancia.
La empresa israelí Mekorot será la encargada de coordinar con ambas provincias las acciones, que incluye un estudio completo, aspecto en el que hay acuerdo con San Juan en cuanto a los términos. El costo aproximado de estos trabajos ronda el U$S 1.500.000 y será absorbido por el CFI, luego las provincias harán el reintegro en partes iguales.
La rúbrica es el corolario de varios meses de trabajo luego de aquel viaje a Israel coordinado por el ministro de Interior, Eduardo De Pedro y del participó Suárez, además de su par sanjuanino Sergio Uñac y otros mandatarios. El intercambio con empresas y las visitas a varias firmas aceitaron contactos para trasladar las experiencias a Mendoza.
“Hoy firmamos un convenio, la provincia de San Juan y Mendoza junto con el CFI y la empresa Mekorot de Israel que es la que maneja el agua ahí en Israel. Vamos a estudiar un plan estratégico para ambas provincias porque tenemos similitud de territorio, de escasez de agua”, contó el Gobernador luego de terminado el acto.
Rescató también que “más allá de la utilización que pueda tener en lo inmediato, es para las generaciones futuras, cómo administramos este recurso estratégico que es el agua”.
Por eso no sorprendió la presencia del titular de la cartera de Interior en la mesa principal y que la firma se haya realizado en la Casa Rosada. Participaron también el coordinador de proyectos especiales internacionales de Mekorot, Diego Berger y otros ejecutivos de la firma; el secretario general del CFI, Ignacio Lamothe; el gobernador de San Juan, Sergio Uñac, además de diplomáticos israelíes en Argentina, entre otros funcionarios.
El proyecto apunta a darle previsibilidad y sustentabilidad “a un recurso tan escaso como lo es el agua”, explicó Suarez. Así, este primer paso es importante “hacia un plan de gestión que permitirá implementar cambios en la manera de gestionar el agua utilizando nuevas tecnologías para optimizar el recurso, su reutilización y desalinización”.
“Más allá de la preferencia política de cada uno, hay un tema que es fundamental, como es el agua. Aquí tiene que haber consenso, no solamente por los que habitamos en estos tiempos en estos territorios sino también por las generaciones futuras y pensar en que nuestros hijos y nietos no se queden sin ese recurso que es esencial para la existencia humana”, sostuvo el mandatario provincial.
Diego Berger, argentino y parte de Mekorot, aseguró que “el agua es una de las pocas temáticas en que se puede generar consenso, y hay que aprender a tratarlo de esa forma”. En ese sentido, entiende que “la explotación más importante de Israel es la utilización de las cabezas para ver cómo ocupar el recurso hídrico, y esto es lo que queremos transmitir”.
Eduardo de Pedro recordó que, tras un relevamiento hecho por el Gobierno nacional “sobre todas las obras que necesita Argentina para diversificar su matriz productiva”, se concluyó que “el 30 % de esas obras esenciales tiene que ver con gestión de agua, con la administración del agua para la ganadería, la industria, el consumo, y para almacenamiento en épocas de exceso y para gestión del recurso cuando hace falta”.
El acuerdo que firmaron Mendoza y San Juan establece que Mekorot pondrá un coordinador general para ambas provincias, aunque desarrollarán planes distintos. La contratación en simultáneo apunta a que sea más barato el costo de la consultoría, que afrontará el CFI. El monto total ronda el millón y medio de dólares y será devuelto por ambas provincias en partes iguales. Este proceso para ejecutar el plan maestro a 30 años durará cerca de 18 meses, más dos meses más de gracia, desde el momento en que se haga efectivo el inicio de los trabajos.
“Nosotros ponemos un equipo propio de técnicos que va a estar abocado de lleno a este trabajo y que también lo pagará el CFI. Trabajará en coordinación con los funcionarios que están en los temas permanentes de la gestión, principalmente el Departamento General de Irrigación pero también va a participar Aysam e hidráulica, pero ya de manera más puntual y específica”, detalló Sergio Marinelli.
El plan que se divide en seis etapas
Dividido en seis etapas, la primera será un análisis de la situación actual de los recursos hídricos con la intención de sistematizar y analizar la información referida a la situación actual para determinación de escenarios futuros, para cada una de las cuencas de la provincia de Mendoza.
Para ello se realizará el análisis de la oferta de agua, de la disponibilidad, de la demanda y los balances hídricos actuales de cuencas. Luego de una exhaustiva evaluación, se validará la situación actual a partir de la información proporcionada.
En una segunda etapa, se procederá a las proyecciones de la oferta y para lo cual se contará con el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) para evaluar las previsiones sobre el Cambio Climático y su influencia en la región. Al finalizar, se entregará la proyección de las precipitaciones de alta montaña, aguas superficiales, aguas subterráneas y aguas residuales.
Luego será el turno de analizar la demanda con el objetivo de proyectar diversos escenarios de acuerdo a las demandas para los distintos usos del agua, en función del ordenamiento territorial y la matriz económica de la provincia de Mendoza. Se focalizará en las demandas domésticas, agrícolas e industriales para los años 2030, 2040 y 2050.
En la cuarta etapa se confeccionarán los balances hídricos prospectivos de cada cuenca, en función de las distintas configuraciones futuras de la oferta, la demanda y la disponibilidad. Lo que se pretende es un balance que cruce la información de las proyecciones de oferta con los escenarios prospectivos de demanda, es decir, identificar el nivel de satisfacción de la demanda.
El paso siguiente será proponer medidas para distintas situaciones futuras: acciones estructurales y no estructurales necesarias para alcanzar los escenarios elegidos, incluyendo las etapas de implementación, de acuerdo a los balances hídricos prospectivos por cuenca. Finalmente, todo confluirá en entregar evaluaciones económicas de cada desarrollo y la propuesta para la determinación del valor económico del agua.