Tras las amenazas de Pablo Moyano en referencia a abandonar la conducción de Confederación General del Trabajo (CGT), esta noche el presidente Alberto Fernández lo recibió en la Quinta de Olivos.
Ayer el Presidente llamó por teléfono a Moyano para intervenir en su decisión dejar la CGT. Le pidió que no lo hiciera y le recalcó que en este momento el Gobierno necesita unidad de todo el frente político. Antes de cortar el teléfono el dirigente gremial le dejó entrever que no se iba a ir del triunvirato. Horas más tarde cumplió y confirmó que se quedaba.
Según dejaron trascender en la Casa Rosada la situación económica fue el eje central de la conversación. Cada tanto Moyano critica la gestión del gobierno nacional. Esa línea no la cambió desde la llegada de Sergio Massa al ministerio de Economía, con el que tiene una buena relación.
En una de sus últimas intervenciones apuntó contra el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, y el secretario de Comercio, Matías Tombolini, del que dijo que “está más preocupado por las figuritas, que por el aumento del pan, o decir que la inflación es una percepción”, en referencia a la reunión que tuvo para evitar que haya faltante de figuritas del Mundial.
A Moroni la crítica le llegó por otro lado. “Vemos que hay un Ministerio de Trabajo que después de cinco meses no puede resolver un conflicto tan importante”, sostuvo sobre el conflicto entre las empresas productoras de neumáticos y el Sindicato del Neumático (SUTNA).
Esa discusión salarial, que tomó volumen y escalón en tensión en los últimos días, es posible que también esté sobre la mesa que compartirán el líder camionero y el Presidente. En Gobierno ha marcado públicamente su postura respecto al conflicto con críticas al sindicato que conduce Alejandro Crespo, del Partido Obrero.
Primero fue Sergio Massa el que cuestionó el accionar del gremio. “No podemos ser rehenes de caprichos y que un grupo muy chiquito ponga en riesgo 150 mil empleos”, aseguró. Hoy por la mañana el Jefe de Gabinete, Juan Manzur, apuntaló esa mirada. “Hay un sector que se mostró inflexible para llegar a un acuerdo”, sostuvo.
Moyano recibió la semana pasada a Alejandro Crespo en la histórica sede de la CGT y le expresó su “apoyo al legítimo reclamo” del gremio, mientras que sus rivales de la central obrera tomaron distancia de la protesta y le pidieron al Gobierno que intervenga en el conflicto para encontrar una solución.
Las posiciones encontradas se están dando cada vez en más temas. Para el Gobierno Crespo es un intransigente que está trabando la negociación con los empresarios. Para Moyano el reclamo que lleva adelante es absolutamente legítimo y por eso le mostró su apoyo.
El líder camionero también se ha mostrado en una vereda interna diferente a la del Presidente. Cada vez más cercano a Máximo Kirchner, y siempre más cómodo en la órbita del kirchnerismo, Moyano suele ser el más crítico del Presidente de los dirigentes de mayor renombre que tiene la CGT.
Un histórico dirigente sindical, como es Antonio Caló, le envió un mensaje a Moyano después del enojo que dejó conocer por haberse quedado afuera de la comida entre el Presidente y el sector de “los gordos” y independientes, dirigentes de sintonía más fina con Fernández.
“Sabemos que si no estamos todos juntos, no logramos nada. El que se va, su silla la ocupa otro. Pablo tiene que ser inteligente y todos los demás compañeros, porque la gente quiere que la CGT esté unida”, sostuvo el ex secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM).
En esa línea, expresó: “La gente la está pasando mal, tiene problemas económicos, no le alcanza la plata para comer y si encima ve que sus dirigentes están divididos, perdemos el respeto todos”.
“Alberto se reúne con todo el movimiento obrero. Siempre. No es la primera vez que se reúne con Pablo Moyano”, indicaron en Balcarce 50. Fernández quiere apaciguarlos ánimos. No tiene voluntad de confrontar. Pero tendrá que enfrentar los cuestionamientos de Moyano y el pedido de medidas contundentes para mejorar el salario de los trabajadores.