Sería lógico que Alfredo Cornejo sufriera el declive reciente en las encuestas de Javier Milei. Comparten en buena medida el electorado con el presidente libertario y la decisión política local ha sido acompañarlo, en los grandes trazos de la política macroeconómica al menos.
Que en Mendoza Milei mantenga un buen caudal de respaldo es la buena noticia para el gobernador. Pero la gestión erosiona a todos y la crisis se refleja en los sondeos. En este sentido, los encuestadores prestan mucha atención a cómo está creciendo en los registros de opinión pública el nivel de rechazo a varios dirigentes políticos y en ese ítem Milei, por supuesto, ha crecido.
Esta situación empieza a imponer en Mendoza desafíos de mediano y corto plazo. A mediano plazo, están las elecciones legislativas, ante las cuales Cornejo está mandando señales sobre qué tipo de alianza querría construir con el libertario y qué espera de la Casa Rosada.
Ese mensaje, más que nada, demanda un mayor “diálogo político” (porque Milei ya no brilla tanto en las encuestas) y menos discurso “anticasta” por parte del Presidente. Pero el acompañamiento radical, en el corto plazo, también tiene sus complejidades y complicaciones. El veto presidencial a la movilidad jubilatoria produjo el primer remezón en el radicalismo mendocino y el cornejismo advierte que habrá un frente de tormenta mayor con el veto a la ley de financiamiento universitario.
En definitiva, Milei y Cornejo siguen juntos, aunque nadie se anime por ahora a sellar un vínculo definitivo.