El personaje de Bernardo en ‘Granizo’, película reciente de Guillermo Francella en Netflix, que es un ermitaño quien predice el clima con total exactitud, habría sido inspirado en Bernardo Razquin, un mendocino meteorólogo autodidacta. Razquin no fallaba nunca en sus pronósticos que daba por LV10.
En el film ‘Granizo’, luego de ser expulsado de Buenos Aires por fallar un pronóstico de granizo, el personaje de Guillermo Francella conoce a un ermitaño, llamado Bernardo, quien le avisa que existirá la tormenta más grande de los últimos tiempos a una determinada hora exacta. El personaje se da cuenta del clima al chupar unos muñequitos que tiene enterrados en su casa en medio de la montaña.
Según trascendidos, el personaje de Bernardo estaría inspirado en un meteorólogo autodidacta mendocino que se convirtió en una autoridad absoluta en la provincia a la hora de pronosticar el clima. Se llamaba Bernardo Razquin, quien nació en 1906 y murió en 1988.
Si anticipaba el clima, era palabra sagrada. Tenía un contacto único y respetuoso con la naturaleza. Se fijaba del comportamiento de los animales y usaba instrumentos rústicos para predecir. El hombre explicó que miraba a las hormigas y escuchaba el canto de los gallos para saber si iba a llover. Y, al parecer, no fallaba nunca en sus pronósticos.
“Se dice que el tiempo escuchaba a Don Bernardo y después decidía cómo se iba a comportar”, dice en el sitio de la ONG Centro Cultural Argentino de Montaña en homenaje a este hombre, que además fue andinista, rescatista de montaña y un arqueólogo aficionado.
Razquin nació en Guaymallén, al que llamaban “El Loco” y con apenas algunos años cursados de la escuela primaria, este hombre brindaba cada mañana, a las 6.30, el pronóstico del tiempo con total precisión en la emisora LV10 Radio de Cuyo.
La leyenda cuenta que pudo predecir un terremoto, al observar la luna nueva, más precisamente el de Villa Atuel, en el centro de Mendoza, el 30 de mayo de 1929.
Los mendocinos más memoriosos recuerdan a “Don Bernardo” caminando bien temprano hacia la radio, con andar cansino, pelo, barba y bigotes blancos y su infaltable boina negra.
Siempre llevaba en su mochila sus elementos de medición del tiempo particulares, un puñado de semillas para plantar y una bandera de Argentina para hacerla flamear en las alturas que iba conquistando. Hoy en día, los restos de Razquin se encuentran en el Cementerio de los Andinistas, ruta 7, cerca de Puente del Inca.