El ventilador es uno de esos aparatos que, con el uso, acumula polvo y suciedad, especialmente en las aspas y la rejilla.
Para que siga funcionando perfectamente y sin acumular bacterias, es clave darle una limpieza regular. Aquí un truco fácil para dejarlo como nuevo.
Materiales necesarios:
- 1 cucharada de pasta dental
- 3 cucharadas de vinagre blanco
- 300 ml de agua tibia
- 3 cucharadas de detergente
- 3 cucharadas de alcohol
- Atomizador
- Bolsa grande
Paso 1: Preparar la solución de limpieza
Primero, mezclá bien todos los ingredientes en un recipiente: pasta dental, vinagre blanco, agua tibia, detergente y alcohol.
Al integrar todo, vas a obtener una mezcla homogénea. Vertila en un atomizador para facilitar la aplicación, especialmente en las zonas más difíciles de alcanzar del ventilador.
Paso 2: Desenchufar y preparar el ventilador
Antes de empezar a limpiar, asegurate de que el ventilador esté desenchufado. Esto es crucial para evitar accidentes. Ponelo sobre una superficie plana y accesible.
Paso 3: Rociar la solución
Con el atomizador, rociá la solución de limpieza generosamente sobre las aspas y la rejilla del ventilador. No te olvides de cuidar las partes eléctricas y el motor, que no se salpique.
Paso 4: Envolver el ventilador con una bolsa
Tomá una bolsa grande y envolvé el ventilador, dejando al descubierto solo la zona del motor. Esto ayudará a atrapar toda la suciedad en su interior sin que se esparza por toda la habitación.
Paso 5: Encender el ventilador
Poné el ventilador a máxima potencia durante unos 3 minutos mientras sujetás la bolsa por la base para que no se desplace.
El viento generado por el ventilador va a empujar la suciedad hacia dentro de la bolsa, dejando las aspas y rejillas limpias.
Paso 6: Revisión y secado
Una vez que saques la bolsa, revisá que no quede humedad en ninguna parte del ventilador. Secalo con un paño seco para asegurar que esté listo para usarse nuevamente de manera segura.