Si alguna vez pensaste que hacer un bizcochuelo sin harina, sin azúcar y sin horno era imposible, esta receta viene a demostrarte lo contrario.
Con tan solo dos ingredientes, podés preparar un postre liviano, fácil y perfecto para el verano, ideal para quienes buscan opciones rápidas y saludables.
Una opción diferente: textura y sabor únicos
No esperes un bizcochuelo tradicional, porque esta preparación tiene su propia magia. La textura es aireada y cremosa, más cercana a un mousse que a un bizcochuelo esponjoso clásico.
Lo mejor es que podés personalizarla con tu fruta favorita. Aunque en esta receta se usa mango, también podés probar con manzana, durazno o ciruela.
Ingredientes (para 6 porciones):
- 2 mangos maduros.
- 20 g de gelatina en polvo sin sabor.
Paso a paso: cómo hacerlo en pocos minutos
- Prepará la fruta: Pelá los mangos, retirales el carozo y procesalos hasta obtener un puré liso y sin grumos.
- Cociná la base: Pasá el puré a una cacerola y calentalo a fuego medio. Sumá la gelatina en polvo mientras revolvés constantemente. Es clave que se disuelva bien para evitar grumos y lograr una textura pareja.
- Batí la mezcla: Una vez que esté integrada, colocá la mezcla en un bol grande. Con una batidora eléctrica, batí durante unos 15-20 minutos hasta que el volumen se duplique y el color se vuelva más claro. Este paso es esencial para darle esa textura aireada que lo hace único.
- Enfriá y dejá reposar: Verté la preparación en un molde para torta o budín previamente aceitado o forrado con papel film. Llevá a la heladera y dejalo enfriar por lo menos 4 horas, aunque lo ideal es dejarlo toda la noche.
- Desmoldá y serví: Cuando esté bien firme, sacalo del molde con cuidado. Podés decorarlo con trocitos de mango, hojas de menta o un toque de crema para un acabado más vistoso.