Cuando se trata de elegir un perro, muchas veces lo primero que evaluás es su tamaño, nivel de energía y compatibilidad con tu hogar.
Sin embargo, hay otro aspecto fundamental a considerar: el comportamiento. Algunas razas, por su historia, características físicas o personalidad, tienden a ser más problemáticas si no se manejan adecuadamente.
Esto no significa que estas razas sean “malas”, sino que tienen rasgos específicos que requieren un dueño experimentado, tiempo para entrenamiento y un ambiente adecuado. Aquí te contamos cuáles son las tres razas que suelen destacarse por su nivel de demandas conductuales, especialmente si no se educan desde cachorros.
Bulldog inglés: temperamental y territorial
El Bulldog inglés, famoso por su apariencia robusta y su andar pausado, puede ser un verdadero desafío. Suelen desarrollar conductas territoriales y, aunque son tranquilos en general, si se sienten amenazados, no dudarán en defender su espacio.
Además, tienen una personalidad cabezadura, lo que hace que el entrenamiento sea complicado si no se realiza con constancia y paciencia.
Jack Russell Terrier: energía desbordante
Esta pequeña, pero poderosa raza es conocida por su inagotable energía. Los Jack Russell necesitan mucho ejercicio y estimulación mental; de lo contrario, pueden volverse destructivos. Rompen muebles, hacen agujeros en el jardín o ladran constantemente.
Son ideales para dueños activos, pero si no tenés tiempo para atender su nivel de actividad, pueden ser un verdadero dolor de cabeza.
Husky siberiano: independiente y escapista
El Husky siberiano tiene un espíritu independiente que a veces raya en lo indomable. Esta raza necesita amplios espacios y un dueño con experiencia, ya que tienden a escapar si no están bien contenidos.
Su gran inteligencia también implica que pueden aburrirse fácilmente, lo que los lleva a comportamientos destructivos.
Con las razas problemáticas, el problema no es el perro, sino la falta de conocimiento o preparación del dueño. Con paciencia, entrenamiento adecuado y atención a sus necesidades, cualquier raza puede ser una gran compañera. Recordá: educar bien es la clave para una convivencia armoniosa.