El cáncer, una de las enfermedades más complejas y devastadoras del mundo, sigue siendo un desafío inmenso para la medicina.
Sin embargo, un reciente hallazgo científico podría cambiar la manera en que entendemos y enfrentamos esta enfermedad.
Investigadores de la Universidad Texas A&M han logrado identificar cómo ciertos cambios en el entorno físico de las células tumorales influyen directamente en su agresividad y crecimiento descontrolado.
El rol del entorno en el comportamiento del cáncer
Según los estudiantes Samere Zade y Ting-Ching Wang, que trabajan bajo la supervisión del doctor Tanmay Lele, la rigidez del entorno que rodea a las células tumorales juega un papel crucial en la progresión del cáncer.
Su investigación, publicada en Nature Communications, revela cómo este endurecimiento afecta la estructura y función del núcleo de las células malignas.
“Sabemos que el cáncer es una enfermedad increíblemente compleja y difícil de tratar. Los mecanismos moleculares detrás de la progresión tumoral no son del todo claros. Nuestros hallazgos arrojan luz sobre cómo el endurecimiento del tejido tumoral puede favorecer la proliferación de células cancerosas”, explicó el Dr. Lele.
La conexión entre rigidez, estructura nuclear y crecimiento celular
El núcleo de las células tumorales, envuelto por una estructura conocida como lámina nuclear, cambia drásticamente cuando el entorno que las rodea se vuelve más rígido.
Este proceso provoca que la lámina nuclear se ablande, facilitando el ingreso de una proteína clave llamada YAP (Yes-associated protein) al núcleo.
Una vez dentro, YAP activa procesos que aceleran la multiplicación de las células cancerosas, lo que contribuye a la agresividad del tumor.
“La rigidez de las matrices tumorales puede regular la tensión nuclear y controlar la localización de YAP en el núcleo. Este mecanismo ayuda a entender por qué algunos tumores son más agresivos y resistentes a los tratamientos”, afirmó Zade.
Un avance en la comprensión del cáncer
Este descubrimiento no solo aporta conocimientos sobre cómo las células tumorales responden a su entorno, sino que también destaca el papel esencial de una proteína llamada lámina A/C.
Según los investigadores, esta proteína no solo mantiene la forma del núcleo celular, sino que regula la capacidad de YAP para ingresar al núcleo y activar el crecimiento celular.
Cuando los niveles de lámina A/C disminuyen, la actividad de YAP en el núcleo se reduce, ralentizando la proliferación de las células cancerosas.
Un camino hacia tratamientos innovadores
“Entender cómo la rigidez de la matriz impulsa cambios nucleares y regula vías clave como la señalización de YAP nos da herramientas para pensar en tratamientos más dirigidos”, comentó Zade.
Este avance sugiere que suavizar el entorno tumoral podría ser una forma efectiva de limitar el crecimiento de los tumores.
La investigación también resalta la posibilidad de desarrollar fármacos que apunten a la lámina A/C o a las señales mecánicas del microambiente tumoral.
El futuro de la lucha contra el cáncer
El Laboratorio Lele planea avanzar en esta línea de investigación analizando cómo estos hallazgos pueden aplicarse a tumores derivados directamente de pacientes.
Este paso podría ser clave para trasladar los descubrimientos del laboratorio a tratamientos prácticos y efectivos en la clínica.
Con el apoyo de instituciones como los Institutos Nacionales de Salud y la Fundación Nacional de Ciencias, los investigadores continúan trabajando para descifrar los misterios del cáncer.