“Un padre con todas las letras”. Esa frase fue la que se viralizó en las últimas horas en Jujuy luego de que se conociera la historia de un hombre que ‘pedaleó’ más de 50 kilómetros para asistir al partido de fútbol en que su hija iba a participar y por la noble acción se ganó aplausos en cada rincón de la provincia.
La historia tiene como protagonistas a ‘Suri’ Baigorria y a Mariela, su hija. Ambos viven en la localidad de El Carmen, en la provincia norteña. Mariela integra el plantel de Sportivo Rivadavia, que participa en la Copa Jujuy de fútbol femenino.
Este cuadro debía jugar por la ronda de clasificación para avanzar a la siguiente fase, por eso ‘Suri’ sabía que tenía que estar presente en la tribuna para alentar a su hija. Además, el orgullo por Mariela era tan grande que no podía quedarse en su casa y, ante la falta de medio de transporte, tomó su bicicleta y salió a la ruta.
Pero como el hombre no sabía con exactitud cuál era la cancha en donde jugaba su hija, fue hasta otro predio en donde se encontraba otro grupo de futbolistas de San Pedro y les consultó dónde estaba Mariela.
Ninguna de las presentes sabía quién era la hija de ‘Suri’, por eso el hombre extrajo de su pantalón un papelito en donde tenía anotado el número de celular de su hija y le pidió a las chicas si podían llamara para que le confirmaran en dónde estaba jugando.
Las futbolistas rápidamente le consiguieron la información y el sujeto volvió a la bicicleta para llegar a tiempo para el partido.
La visita inesperada que cambió el partido
Según lo señaló la joven al portal todojujuy.com, “Su papá, mi abuelo, era de San Pedro y él siempre lo iba a ver, pero cuando era joven. El domingo me dijo que quería ir a verme jugar pero yo le decía que no porque ya es grande, le decía que se tome un cole o remis pero se mandó igual en la bici. Salió muy temprano de El Carmen y cuando llegué a la cancha no lo vi, estaba preocupada por él”.
Mariela salió a la cancha con la angustia de no saber nada de su papá pero, a los cinco minutos de que arrancó el partido, escuchó sus gritos de aliento y comprobó que estaba allí, en la tribuna, a puro aliento.
“El partido terminó tarde y quería volverse en bici, había llevado una linterna. Pero lo pude convencer para que se vuelva con nosotros en el cole, por suerte accedió. Ahora jugamos en San Salvador y quiere hacer lo mismo, porque es cábala dice él”, cerró Mariela.