Mandy Nazé tenía 15 años cuando tuvo acné por primera vez, y fue en el 2007 que los médicos le diagnosticaron “acné noduloquístico”. Un cuadro severo que hacía brotar su frente, su cara, su pecho, el cuello y la espalda. Además tenía una gruesa capa de pus y secreción.
También tuvo un quiste en la ingle causado por una dolorosa afección de la piel a largo plazo lo que le causó abscesos y cicatrices. Esto la había devastado, había probado todos los tratamientos y todas las cremas y nada servía.
“Todo esto afectó mi vida amorosa especialmente. Mis relaciones se volvían muy difíciles, no quería lidiar con la intimidad. No quería que me vieran. Lo más difícil de esta enfermedad de la piel es la imprevisibilidad. Nunca se sabe cuándo ocurrirá un nuevo brote y, cuando ocurre, uno se pregunta cuánto durará”, contaba Mandy.
La vida de Mandy no era fácil no podía hacer planes ni vivir como una adolescente normal “A veces tenés que cancelar actividades planificadas con amigos en el último minuto y terminas aislándote socialmente porque no puedes vivir de la manera que quieres; durante muchos años, ni siquiera podía usar la ropa que quería usar como pantalones ajustados, todo era un problema”.
El acné afectó todo su ser “Mi confianza en mí misma se vio muy dañada durante los años que sufrí mucho de acné porque tenía que enfrentar las miradas de las personas que miraban mi rostro y mi busto. Las miradas eran despectivas como si estuviera sucia”.
“Cuando tuve novio, impactó los momentos íntimos de nuestra relación porque a veces simplemente no era posible. Tenía miedo de que mis abscesos, quistes y granos le dieran asco a mi pareja a pesar de que sabía que me amaba”.
El radical cambio de vida
Mandy contó que encontró la solución cuando le dio a su enfermedad un enfoque naturopático. Cambió su dieta a una más saludable, incorporó plantas medicinales, ejercicio varias veces a la semana, masajes linfáticos, sauna y aceites vegetales y esenciales.
Esta decisión dio un giro de 180 grados en su vida, el acné se redujo significativamente e incluso desapareció su quiste y su absceso definitivamente. Su vida, por fin, empezaba a cambiar parecido a lo que ella soñaba.
“Siempre he sido muy, muy consciente de las cicatrices dejadas por el acné, especialmente en la frente y la espalda. Siempre usaba maquillaje y me negaba a usar ropa con la espalda baja, aunque realmente quería hacerlo”.
Trabajar la ansiedad y la salud mental
Mandy dijo a The Mirror que lo más importante es no cerrarse y hablar de cómo se sienten con las personas cercanas. “Trabajé en mi ansiedad y salud mental, que está muy relacionada con mis problemas de piel. Aprendí a meditar y respirar adecuadamente”.
Ella además, cambio toda su rutina de cuidado personal, ahora come de manera saludable, se da baños calientes y saunas. También cambió los cosméticos y maquillajes a productos naturales a base de plantas.
“Me siento mejor en mi piel porque finalmente puedo disfrutar de una vida normal. El consejo que le daría a todos aquellos que sufren de enfermedades de la piel es que es normal desvalorizarse a veces pero hay que creer que vales más que tu piel. Ámate porque nadie lo hará mejor que tú”.
En la reflexión final Mandy recomendó siempre escuchar el cuerpo “Tu cuerpo no está haciendo esto para lastimarte, lo está haciendo para encontrar un equilibrio, así que debes ayudarlo. No duden en explorar otras vías de tratamiento. Muchas veces digo: ‘No es la calidad de nuestra piel lo que importa, sino la calidad de nuestros pensamientos al respecto”.