En un solo centímetro cuadrado de piel tenemos más de 5 mil receptores sensitivos, así que ya te puedes imaginar lo que podemos llegar a sentir en las zonas más erógenas del cuerpo.
Para aumentar el deseo, nada mejor que dominar la técnica del mapeo sexual, una práctica de autodescubrimiento apoyada en diversos estudios científicos.
Dos investigaciones recientes han estudiado desde diferentes puntos de vista los mapas multisensoriales de excitación sexual en hombres y mujeres aportando datos objetivos sobre las zonas más erógenas.
Las zonas erógenas extragenitales
Desde una perspectiva evolutiva, señala al inicio el estudio, se cree que la excitación sexual es provocada por la estimulación de los genitales. “Sin embargo, durante la interacción sexual, las parejas se acarician en otras partes del cuerpo que no tienen vínculos anatómicos con los genitales… incluso provocando el orgasmo”.
En este sentido, los estudios precedentes señalaron que existe un área significativamente mayor de superficie corporal que se califica como erógena en las relaciones sexuales con respecto a la autosatisfacción lo que supone que la estimulación de zonas erógenas extragenitales desempeña un papel más importante.
El espejo erógeno
Lo que planteó principalmente este estudio fue completar el análisis de las zonas erógenas propias con la excitación que produce tocar ciertas áreas del cuerpo de la pareja concluyendo que las zonas erógenas se pueden mapear tanto en relación a nosotros mismos como con referencia a una pareja: es el reflejo directo de la experiencia erógena del yo en el otro, lo que denominan el “espejo erógeno”.
La diferencia entre hombres y mujeres
En este sentido, el estudio detectó una diferencia considerable entre hombres y mujeres: los hombres calificaron como significativamente más excitantes las áreas sexuales de su pareja que las propias, mientras que las mujeres calificaron como significativamente más excitantes las áreas del propio cuerpo.
Por cierto, la investigación, no logra establecer una gran diferencia relevante entre tocar y mirar a la hora de calificar la erogeneidad del cuerpo entre los participantes del estudio.
El mapa de las zonas erógenas
Uno de los estudios en los que se inspira el análisis comentado previamente es el presentado en 2014 por Turnbull, Lovett, Chaldecott y Lucas, investigadores de dos universidades británicas y una de Sudáfrica.
En este caso, se profundiza en la disposición de las partes del cuerpo en relación a la corteza somatosensorial primaria que se localiza en al giro poscentral del lóbulo parietal, el área de recepción sensorial principal del tacto.
Así, las partes más reactivas desde un punto de vista sexual serían las mamas, los pezones, los labios, el cuello, el perineo, la nuca, las orejas, las nalgas y la parte interior de los muslos. Mientras que las áreas de más baja reactividad son: las rodillas, los codos y la barbilla. Es decir, pocas personas se excitan mirando o tocando un codo, pero muchas mirando o tocando la parte interior de un muslo.
Cómo funciona la técnica del mapeo sexual
Lo que no es tan obvio es que el cuerpo cuenta con zonas erógenas que ni nos imaginamos. Si nos investigamos a fondo, más allá de lo evidente, es lo que se conoce como la técnica del mapeo sexual que se inspira en estudios científicos como los que hemos visto que investigan a fondo las zonas erógenas del cuerpo.
Porque alcanzar el orgasmo puede resultar relativamente sencillo, pero disfrutar del sexo en pareja es algo mucho más complejo que un simple orgasmo, por mucho que este sea estimulante. Y para descubrirte a ti mismo, debes darte tiempo para investigar más allá de tus zonas primarias. Y relajarte.