Hay varios consejos para la jardinería que se transmiten de generación a generación. Y aunque muchas veces se lean extraños, sí tienen sus beneficios precisos en las plantas. Así lo vimos con los casos del vinagre, los clavos oxidados y, ahora, con las sales de Epsom.
Qué son las sales de Epsom
Arrancamos por el nombre. Epsom se refiere a la ciudad de Inglaterra donde se descubrieron estas sales, hace bastantes siglos atrás.
Actualmente, es un producto que muchas veces se comercializa como multipropósito, incluso con beneficios para la salud humana.
En apariencia, siempre que no se encuentren combinadas con aceites esenciales o restos de especias aromática, son similares a las sales de mesa que se acostumbra utilizar para cocinar, sin embargo, no comparten sabores similares porque las de Epsom son amargas y desagradables al gusto.
La sal inglesa tiene en su composición azufre, oxígeno y magnesio, siendo este último componente uno de los elementos que es fuente de sus mejores propiedades.
Para qué sirven las sales de Epsom en las plantas del jardín
Tienen propiedades reverdecientes
El magnesio es esencial en la producción de clorofila. Cuando este mineral escasea en el suelo, las hojas de las plantas se vuelven amarillentas.
Si echás una cucharada de sal inglesa al mes, alrededor de la base del arbusto, vas a proporcionarle la cantidad de magnesio adecuada para conseguir el follaje saludable.
Previenen las plagas
Si bien la sal de Epsom no sirve contra las babosas o los caracoles, sus cristales de sulfato de magnesio pueden disuadir el ataque de criaturas indeseadas. Todo eso, sin perjudicar a la planta.
Evitan hojas arrugadas
Ante una falta de nutrientes, que puede notarse por una hoja arrugada u ondulada, las sales de Epson te permiten revertir la deficiencia de magnesio y así posibilitar que la planta se alimente correctamente.
Mezclá 2 cucharadas de sal de Epsom en 4 litros de agua y pulverizá sobre las hojas.
Recuperación por trasplante
Las sales de Epsom pueden ayudar cuando hacés trasplante de una planta. Reduce el riesgo de lesiones. Vale aclarar que no es recomendable que la sal concentrada entre en contacto directo con la raíz de la planta: tenés que esparcirla sobre el suelo después de tapar el hoyo.