El Evangelio de hoy nos invita a reflexionar acerca del tema de la salvación. “Quien se siente mirado por el Señor, con esa mirada tan bella, amado por el Señor y amado hasta el final. Siente... El cristiano siente que su vida ha sido salvada por la sangre de Cristo. Y esto hace el amor: esta relación de amor. Eso es lo primero que me ha impactado mucho. La otra cosa que me impresiona es esta tristeza de Jesús cuando contempla Jerusalén”, reflexionó el Papa Francisco.
“«Pero tú, Jerusalén, que no has comprendido el amor». No comprendió la ternura de Dios, con esa imagen tan bella, que dice Jesús. No entender el amor de Dios: lo contrario de lo que sentía Pablo. Sí, Dios me ama, pero es algo abstracto,que no me toca el corazón y yo me arreglo como puedo en la vida. Allí no hay fidelidad. Y el llanto del corazón de Jesús por Jerusalén es este: «Jerusalén, tú no eres fiel; tú no te has dejado amar; y tú te has fiado de muchos ídolos que te prometían todo, te decían que te daban todo, luego te abandonaron»”.
“El corazón de Jesús, el sufrimiento del amor de Jesús: un amor no aceptado, no acogido. Estas dos imágenes hoy: la de Pablo que permanece fiel al amor de Jesús hasta el final, allí encuentra la fuerza para seguir adelante, para soportar todo. Él se siente débil, se siente pecador, pero tiene la fuerza del amor de Dios, en ese encuentro que tuvo con Jesucristo. Por otra parte, la ciudad y el pueblo infiel, que no acepta el amor de Jesús, o peor aún, que vive este amor según las propias conveniencias.
“Miremos a Pablo con su valor que viene de este amor, y miremos a Jesús que llora ante esa ciudad que no es fiel. Miremos la fidelidad de Pablo y la infidelidad de Jerusalén, y en el centro contemplemos a Jesús, su corazón, que tanto nos ama.”, concluyó el Papa Francisco en la Homilía Dos imágenes y una pregunta, Jueves 31 de octubre de 2013.
La Palabra de Dios ofrece mensajes profundos, enseñanzas valiosas y una oportunidad para la reflexión espiritual. El Evangelio ocupa un lugar central en la misa y permite que Cristo continúe su obra de salvación.
“Cuando rezamos, Dios abre nuestros ojos, renueva y cambia nuestro corazón, cura nuestras heridas”. Aquí los textos del jueves 31 de octubre de 2024 según lo dispuesto por el Vaticano.
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios
Ef 6, 10-20
Hermanos: Busquen su fortaleza en el Señor y en su invencible poder. Utilicen las armas que Dios les ha dado, para poder resistir a las asechanzas del diablo. Porque no estamos luchando contra fuerzas humanas, sino contra las fuerzas espirituales y sobrehumanas del mal, que dominan y gobiernan este mundo de tinieblas.
Por eso, para que puedan resistir en los momentos difíciles y quedar definitivamente victoriosos, revístanse con la armadura de Dios: que su cinturón sea siempre la verdad; su coraza, la justicia; su calzado, la prontitud para anunciar el Evangelio de la paz; que la fe les sirva siempre de escudo para protegerlos y apagar las flechas incendiarias del enemigo malo; pónganse el casco de la salvación y empuñen la espada del espíritu, que es la palabra de Dios.
Y, con la ayuda del Espíritu Santo, oren y supliquen continuamente. Velen en oración constantemente por todo el pueblo cristiano y también por mí, a fin de que Dios me conceda hablar con toda libertad para anunciar el misterio de Cristo, contenido en el Evangelio, del cual soy embajador, aunque estoy encadenado. Pidan, pues, que tenga valor para predicarlo como debo.
Lectura del Evangelio según San Lucas
Lc 13, 31-35
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: “Vete de aquí, porque Herodes quiere matarte”.
Él les contestó: “Vayan a decirle a ese zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y que al tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero tú no has querido!
Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada. Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”
Es Palabra de Dios.