Los ex participantes de Gran Hermano entraron virtualmente a la casa y dejaron picantes mensajes a los jugadores que se disputan un lugar en la final. Martina, Coti y Juliana fueron las más violentas, pero Martina confesó que se quedó con ganas de más y si la producción se lo permitía, le decía gorda a Romina.
“Los mensajes eran para mover la casa. Si querían un mensaje evangélico lo hubiesen puesto al papa Francisco” arrancó disparando la segunda elimina del reality. “Yo quería decirle a Romina que está más gordita y no me dejaron”, reconoció la ex jugadora.
El objetivo era descolocar a los jugadores y lo lograron con creces. Martina sabía que con su comentario, “Romina agarraba la valija y se iba”, tal como confesó en el piso del debate.
Las opiniones entre los panelistas del debate del reality fueron variadas. Laura Ubfal, al escuchar a Martina solo pudo asentir con cara de disgusto, mientras que Nancy Pazos disparó contra Martina y le dijo que eso era muy cruel.
Gastón Trezeguet, conocido por haber sido de los “malos” en su paso por la primera edición de GH, aprobó la idea de Martina, y agregó que era algo así como darle un poco de su propia medicina.
ROMINA Y LA GORDOFOBIA
Decirle “gorda” a Romina no era un comentario más. La ex diputada, en las últimas semanas, derrapó mal con varios comentarios sobre la gordura y en las redes la crucificaron por gordofóbica.
Si bien a lo largo del reality siempre hizo comentarios sobre cuerpos ajenos, con la entrada de su sobrino se hizo más evidente.
A la cara de decepción cuando lo vio entrar, porque esperaba a sus hijas, la participante le soltó un “no te reconocí, estás más gordito”.
Ahí no se quedó el tema y fue para peor. Romina se metió con sus propias hijas. La ex diputada le preguntó por una de las nenas y fue contundente. “Cómo está, gordita?” preguntó la jugadora. Titubeando y algo nervioso, el joven contestó que estaba igual. “Sí, gorda” fulminó Romina.
Tal vez no era la mejor opción, pero definitivamente el comentario de Martina iba a hacer muchísimo ruido en Romina. Tal vez no para irse, pero sí como para no pensar un rato en el juego.