Silvia Süller no siempre fue Silvia Süller. Bueno, la Silvia que todos conocemos. Detrás de los excesos, la exhuberancia y todo eso que vemos por la tele, había una chica sencilla y hasta por momentos tierna.
Silvia nació el 10 de febrero de 1958. Nació en una familia tradicional con dos hermanos más, Guido y Marcelo. Ella es la mayor de los tres. Se destacó en el colegio y muchas veces en el living de Susana dijo ser profesora de inglés. Empezó a trabajar cuando era muy chica y en paralelo modelaba.
La “fama” llegó de la mano de Silvio Soldán y el mítico programa “Grandes valores del tango”. Silvia acompañó a su hermano Guido a Canal 9 y justo ese día estaban haciendo un casting para elegir a la secretaria de Soldán. Ella se postuló, gustó y quedó.
En este punto de la historia, Silvia ya había estado casada y era mamá de Marilyn, su primera hija. Con la tele llegó el amor, también. Allí nació el huracán Silvia.
De la chica delgadita y con cabello castaño claro que acompañaba a Silvio Süller ya casi no llega nada. La vida no fue tan generosa con ella y los escándalos se cuentan de a cientos. Hace algunos días confesó haber sido amante de Rial mientras él estaba casado. Silvia se alimenta de eso. Vive gracias a eso.
Su separación de Silvio Soldán es algo que la acompaña hasta hoy. Buscando una vida mejor, o escapando de la que tenía acá, se fue a Estados Unidos. En la televisión no encontró lugar y terminó trabajando como cajera de un supermercado. Al poco tiempo volvió a la Argentina y se quedó en la casa de sus padres.
Hoy hace apariciones esporádicas en televisión siempre con un escándalo mediante. Se casó en televisión con Jacobo Winograd. Se peleó con su hermano Guido, pero después se arreglaron. Con su hija no se hablaba, pero estaba recomponiendo la relación.
Es muy difícil seguirle el ritmo a una mujer que como un tornado, nunca está quieta y por donde pasa deja un tendal de bochornos en la que la principal víctima es ella misma.