Khabane Lame tiene 21 años. A principios de marzo del 2020, debido a la pandemia mundial, el joven se vio obligado a abandonar su trabajo de obrero en la ciudad de Chivasso, al norte de Italia.
Comenzó a subir videos a la plataforma de Tik Tok mientras se encontraba en la búsqueda de un nuevo trabajo, o así fue lo que dijo a sus padres.
Bajo el nombre de Khaby Lame en su cuenta de la plataforma, el joven senegalés se volvió viral tras reaccionar a diferentes videos absurdos y complicados, demostrando una manera mucho más simple de recrear aquel proceso, como pelar una banana o ponerle pasta dental a un cepillo.
Sus videos se convirtieron en el símbolo de todos aquellos usuarios que pensaban exactamente lo mismo respecto a la dificultad de ciertos videos para hacer tareas muy simples.
Sin palabras y mostrando formas fáciles de entender la realización de la misma tarea de una manera más sencilla, Khaby se volvió viral al punto de recaudar más de 66 millones de seguidores en la plataforma.
Además de sus cortos, sus seguidores ríen con el clásico movimiento que realiza, extendiendo los brazos como diciendo “voilà” y ofreciendo un expresivo giro de ojos o un movimiento de cabeza, demostrando lo sencillo que puede ser no enroscarse.
“Es mi cara y mis expresiones las que hacen reír a la gente”, dijo Lame en una entrevista. Sus reacciones silenciosas, dijo, son un “lenguaje global”.
Su repercusión en la plataforma principalmente se debe a la empatía que genera con el público con un grupo de personas que piensan y sienten exactamente lo mismo que él, al momento de ver videos que son complejos sin necesidad.
Su frescura y autenticidad permiten que Khaby sea uno de los usuarios más aclamados de Tik Tok. “Es muy atractivo a gran escala para la gente, esta sensación de que alguien no se esfuerza demasiado, es algo que se siente auténtico”, publicó The New York Times.
El tik toker actualmente vive en Italia, aunque sin ciudadanía. Se encuentra en medio de un conflicto burocrático ya que desde que tiene un año vive en la ciudad, aunque jamás le fue otorgada su ciudadanía. “Sinceramente, no necesito un papel para definirme como italiano”, dice.