La isla Friendship en Chile: el misterioso lugar que estaría poblado por extraterrestres sanadores

En la región de Aysén se habla de un grupo de seres que experimentaría con alta tecnología y que ayudaría a gente “elegida”. Pero nadie sabe dónde: la isla aparece y desaparece del mapa.

La isla Friendship en Chile: el misterioso lugar que estaría poblado por extraterrestres sanadores
Isla Friendship en Chile: ¿habitada por seres extraterrestres? (ilustración)

Hace varios años, en la región sureña de Aysén en Chile persiste la idea de la existencia de una misteriosa isla llamada Friendship. Pero sus pobladores no serían personas como nosotros, sino más bien seres extraterrestres que, según testigos (o “víctimas”), manejan tecnología avanzada y ayudan a sanar a los humanos.

Todo empezó cuando, en los años 80, unos radioaficionados en el extremo sur de Chile empezaron a recibir mensajes de unas personas “cultas”, que poseían mucha información y que podían saber las cosas que hacían los radioescuchas sin poder verlos. Según ellos, los emisores vivían en la isla Friendship, poco apreciable a simple vista.

Octavio Ortiz, radioaficionado chileno contactado por habitantes de la isla Friendship -
Octavio Ortiz, radioaficionado chileno contactado por habitantes de la isla Friendship -

Friendship, la isla que se da a conocer a los elegidos

La isla Friendship no es posible de establecer en un mapa tradicional, lo que genera reacciones dispares entre escépticos -hartos de que se mantenga semejante idea- y aquellos que aman lo extraño.

El único que se animó a visitar la isla fue Ernesto de la Fuente, quien describió a sus habitantes como hombres caucásicos y de ojos azules, de entre 35 y 55 años de edad. No obstante, y hasta el momento, nadie fue capaz de encontrar esta isla que, según cuentan los radioaficionados, aparece y desaparece de las imágenes satelitales sin dejar rastros.

De esta manera está aceptada la idea de que la isla Friendship solamente aparece a “elegidos” y que tiene un escondite subterráneo.

¿El punto señalado como ubicación? Entre el archipiélago de los Chonos y el de las Guaitecas.

Isla Friendship: el primer chileno en ser contactado

Más allá de la supuesta experiencia de Ernesto de la Fuente, Octavio Ortiz fue el primer chileno en ser contactado a través de la radio.

En distintas entrevistas, el hombre aseguró que las voces en la radio tenían un acento gringo y que, dada su manera de expresarse y el amplio conocimiento que demostraron tener en cualquier materia que se tratase durante las charlas, todo el tiempo pensó que se trataba de gente religiosa, quizá mormones, pero jamás consideró la posibilidad de que fueran extraterrestres.

“Yo vi venir dos líneas que eran cómo Mercurio y se juntaron, luego escuché la voz de Ariel -el presunto habitante de Friendship- y me dijo: ‘Octavio no te preocupes, esta tarde alrededor de las siete tu madre descansará, cinco minutos para las siete mi madre falleció'”.

De la Fuente, quien viajó a la isla, dijo haber sido sanado de la enfermedad del cáncer por los mismísimos habitantes de esta isla: “Tenían algo extraño, todos eran del mismo tipo. Sus expresiones en la cara te irradiaban paz”.

Ariel no sería el único “ángel” sanador de Friendship. Lo acompañarían Miguel y Rafael. Los tres viajarían en la embarcación llamada Mytilus II.

El único testigo ocular de Friendship está muerto

Ernesto de la Fuente, quien mantuvo vivo el mito por décadas, falleció en noviembre de 2019. Tenía 79 años. Sus escritos en un blog nutrieron el mito sobre cómo es la isla de Friendship.

Ernesto de la Fuente, testigo de la isla Friendship que falleció en 2019 -
Ernesto de la Fuente, testigo de la isla Friendship que falleció en 2019 -

A la espera de que a alguien más se le aparezca, esto se sabe:

“Vivía en una pequeña pieza de aproximadamente tres por tres metros, con una cama, una mesita con un terminal de computador y una ventana al exterior. La temperatura era constante y de aproximadamente 20ºC , lo que para mí era un lujo, después de los fríos que estaba acostumbrado a sufrir en Chiloé. Tenía absoluta libertad de movimiento dentro de las instalaciones, las que eran cómodas y funcionales.

Casi todo se gobernaba por computación, lo que no era muy común en esos días de 1989, había una piscina temperada, tres grandes invernaderos, salones con televisión satelital y otras comodidades que yo jamás me hubiera imaginado. Uno se encontraba con mucha gente en los pasillos, todo el mundo sonreía y nadie hablaba fuerte. No recuerdo haber visto una clínica u hospital”.

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