El cinturón de seguridad es uno de los dispositivos esenciales cuando uno se encuentra manejando, ya que ha contribuido a salvar innumerables vidas. Aunque es obligatorio utilizarlo mientras se viaja en el vehículo, muchos expertos también aconsejan mantenerlo abrochado incluso cuando no hay pasajeros en los asientos traseros.
Esta medida preventiva tiene relación con el llamado “efecto elefante”, un fenómeno que ocurre durante accidentes de tránsito en los que un impacto fuerte puede multiplicar la masa de los ocupantes y objetos, provocando consecuencias graves.
El “efecto elefante” describe cómo, en un choque a 60 kilómetros por hora, una persona de 75 kilogramos podría generar una fuerza equivalente a más de 4 toneladas. Sin el cinturón de seguridad, ese cuerpo sería impulsado hacia adelante con una fuerza devastadora, lo que pondría en peligro la vida de los ocupantes de los asientos delanteros.
Por este motivo, se recomienda que cualquier objeto transportado en los asientos traseros esté bien asegurado, incluso cuando no haya personas a bordo, ya que en caso de accidente, esos objetos podrían convertirse en proyectiles peligrosos.
El cinturón de seguridad, más allá de proteger a los pasajeros, también puede actuar como una herramienta que sirve de ‘’ancla’' la carga en los asientos traseros y evitar que esta se desplace en caso de accidente.
De esta manera, aunque no haya pasajeros, mantener el cinturón abrochado contribuye a prevenir daños y preservar la seguridad dentro del vehículo. Por tanto, no solo es fundamental llevar bien sujetas las personas, sino también las cargas, para minimizar los riesgos en caso de colisión.
Según datos oficiales, en la República Argentina durante el 2023 se produjeron 3642 siniestros fatales, con un total de 4369 víctimas fatales, lo que da un promedio diario de 12 muertos a causa de este tipo de siniestros. Las autoridades refuerzan los esfuerzos en las campañas de concientización a la población sobre estas problemáticas.