La localidad bonaerense de Campana se vio conmocionada en julio a raíz de un escándalo protagonizado por Miguelina Fredes Sarasola. En aquel entonces, la maestra de grado se volvió noticia luego de publicar un video en sus redes en el que revelaba sus ganas de ingresar a Gran Hermano.
Tras ello, los padres de sus alumnos le exigieron que renunciara a su cargo escolar. La polémica fue aún mayor cuando descubrieron que también vendía contenido erótico en una plataforma para adultos.
En una entrevista con TN, la joven de 28 años contó que debió dejar de dar clases “porque me sentí muy presionada, fui muy hostigada por las mamás que no me querían en ese momento”. Allí también reveló que vendía fotos y videos “porque no llegaba a fin de mes” y que no descartaba dejar la docencia para potenciar su faceta artística.
A tres meses y medio de aquel revuelo, la vida de Miguelina cambió por completo. Finalmente, abandonó las aulas para encarar otros proyectos. Entre ellos, una obra de teatro sobre la Avenida Corrientes y un contrato con una productora porno.
Hace algunos meses, la docente explicó que apenas se dispuso a vender contenido “había juntado $70 mil en tres días. En ese momento me sentí triste, no podía entender que me pagaran tan poco como docente”.
“Y bueno, eso me incentivó a seguir sacándome fotos y videos. Hasta que se hizo viral. Pero lo voy a seguir haciendo igual, porque sí, porque por más que no lo consideren bueno yo lo necesito”, dijo en aquella oportunidad.
Su nueva vida
Miguelina detalló que hace pocas semanas que fue convocada para ser parte de una obra que se estrenará este sábado en Buenos Aires, llamada “Mi inquilina pesadilla”.
“Lo del teatro tiene que ver con lo artístico, con el cuerpo. Pude recaudar en estos meses lo suficiente para pagar una cirugía estética con buenos profesionales, algo que era necesario para que pudiera sentirme mejor conmigo. Lo hice por mí y no por los demás”, agregó.
Madre de dos varones pequeños, aseguró que su crecimiento está enfocado en “brindarles una mejor calidad de vida a mis hijos. Que no les falte nada, sobre todo amor”.
Antes de dejar de clases, la licenciada en Educación (estudió en la Universidad Siglo XXI) tenía 35 alumnos a la mañana y 35 alumnos a la tarde. “Mucha presión para mí. Lo estudié, me quedo con lo más lindo, con las mejores experiencias, porque no es fácil rendir 12 materias por año. He dado más de 50 finales, y si desaprobé uno es mucho. Pero no voy a volver a trabajar con chicos”, manifestó.
Consultada acerca de si abandonó para siempre su carrera como docente, Miguelina sentenció: “Para nada, por el momento está en pausa. No sé para dónde irá mi vida”.