A un mes de la partida de Gerardo Rozín, salió a la luz una antigua entrevista en la que el conductor habla sobre la muerte y la enfermedad.
Eugenia Quibel, la última pareja del conductor, reveló que el periodista le tenía mucho miedo a las enfermedades, y contó el episodio cuando el rosarino les confesó a su grupo de trabajo dicho temor. Esto sucedió en 2012 en el ciclo radial Mundo Rozín, su programa de FM Pop: cuando un integrante del ciclo cumplía años, el resto del equipo lo entrevistaba, y así fue como el 18 de junio de 2012 quien asumió ese rol fue el propio conductor, que ese día cumplió los 42 años.
“¿Miedos? ¿A qué cosas le tenés miedo?”, preguntó Eugenia en ese entonces. “A enfermarme”, le respondió Gerardo Rozín y siguió: “Yo tengo una salud delicada. Me asumo así. Ya estoy sordo de un oído hace diez años por una enfermedad autoinmune”.
“No me cuido demasiado: tuve un episodio de presión, como ustedes saben, no hace tanto. Es decir: tengo muchos números de los que no hay que tener”, continuó Gerardo.
Luego reveló cuál era su mayor desafío a la hora de conducir un programa: “Tengo pelea permanente con toda el área respiratoria, como tantos otros que se han dedicado a esto. A mí me requiere más concentración llegar con el instrumento, con el cuerpo, con la voz bien a los programas de radio y a los programas de tele que la preparación de los programas en sí. Es mi gran desafío: cómo no toser, cómo hacer que se me entienda cuando respiro mal. Yo tengo como una lucha permanente (con mi salud). Nada grave, nada terminal, afortunadamente, por ahora... Pero yo tengo como una pelea constante con mi manera de respirar y con mi salud. Yo soy un tipo que toma remedios”.
Hace unas semanas Gerardo Rozín fue homenajeado con un programa especial de “La Peña de Morfi”. El programa, que se emite por Telefe, empezó a las 11 de la mañana y pasaron más de 50 artistas.
Allí dijo presente la propia Eugenia Qubel, quien compartió algunos recuerdos con su expareja: “Nos conocimos en la radio, nos encantaba hacer radio juntos, ahí era un diferente. Hacía programas inolvidables y la audiencia lo seguía, ponía el corazón sobre la mesa, estudiaba igual que lo hacía para el programa y siempre con la pregunta adelante, ‘¿para qué venimos?’ si no le cambiamos un poco la vida al que está del otro lado, no tenía sentido”, recordó Quibel.
“Cuando me convocó para el off de la Peña me dijo: ‘quiero hacer radio en la tele’ y fue de las experiencias profesionales más hermosas. Hoy es difícil para mí y para todos estar acá y hacemos este homenaje porque es lo que él quería”, concluyó.