Netflix estrenó esta semana la docuserie del príncipe Harry y Meghan Markle con la emisión de su primer episodio. Un avance del universo de los duques de Sussex de casi una hora de duración en el que se puede ver su vida diaria y las internas familiares.
En la introducción de “Harry & Meghan” (el título de la docuserie) se ve a Harry en el aeropuerto de Heaththrow mientras Meghan, con una toalla en el pelo, aparece en Vancouver (Canadá) en el año 2020, justo cuando finalizaron las negociaciones con la Familia Real británica para poder desvincularse de sus deberes.
Es la primera vez que podemos conocer de primera mano y sin filtros cómo vivieron ellos su polémica desvinculación de la Corona británica para lograr su ansiada libertad y las reflexiones que hacen al respecto. “Es muy duro mirar atrás ahora y decir qué diablos ha pasado. Cómo hemos acabado aquí”, cuenta Harry.
Su mansión de Montecito y la que tienen en Canadá
Siempre celosos de su intimidad, en este primer episodio se ve a la pareja en lo que es su día a día, disfrutando de su espectacular mansión de Montecito (California), viendo corretear a su hijo Archie (3) o dando un paseo en cochecito con Lilibet, de 1. Llaman la atención los impresionantes jardines “muy bonitos” -en boca de Archie- de la propiedad, así como paseos en coche o a Meghan dando de comer a las gallinas que tienen en casa.
Cómo se conocieron Harry y Meghan
Los duques de Sussex revelan cómo se conocieron y el inicio de su historia de amor. En esos momentos, Meghan quería disfrutar de su libertad y su soltería. Para nada, según su versión, ansiaba tener una pareja.
“Nos conocimos por Instagram”, cuenta ella. El Príncipe vio un video de Meghan con un filtro de Snapchat y le llamó la atención. Decidió entonces escribirle a la amiga de Meghan que lo había compartido. “No le busqué en Google, pero sí vi su cuenta con fotos de África”, cuenta Meghan.
En 2016 cruzaron teléfonos y quedaron en un establecimiento de Londres donde estuvieron hablando durante más de una hora. El flechazo y la conexión fue tal que al día siguiente quedaron a cenar en el mismo restaurante. Fue allí donde se hicieron su primera foto. Harry quedó prendado de una mujer “maravillosa” que era “natural y relajada”.
África, el segundo hogar de Harry donde fue educado y se convirtió en quién es
África siempre tuvo un lugar especial en el corazón de Harry, desde que viajó a Lesoto en 2004, con 20 años. Acababa de graduarse en Eton y ocupaba los titulares de la prensa más amarillista de Reino Unido. La conexión con el continente africano fue total y desde entonces visitaba el continente con bastante frecuencia, cada año, y durante periodos largos de tiempo, hasta tres meses seguidos. “Lesoto me dio el espacio y la libertad para respirar, para vivir y para madurar”, cuenta el hijo del rey Carlos III.
Botsuana tiene un gran significado para Harry. De hecho, asegura en la docuserie que “tengo allí una segunda familia, un grupo de amigos que, literalmente, me criaron. Para mí siempre ha sido muy especial”. Además, una vez comenzado el noviazgo, la llevo a Meghan durante cinco días.
