Sucedió en un supermercado de la cadena francesa Carrefour en Milán (Italia) y el hecho fue reflejado en redes sociales por un cliente que lo presenció. El episodio fue cubierto hasta por medios de tirada nacional como La Repubblica. El director del establecimiento, habiendo sido avisado de que habían detectado a un hombre robando una barra de pan, decidió que en lugar de denunciarle pagaba el importe.
“La próxima vez, si tienes hambre, no robes, acude mí”, le dijo, además, el director. Desde el propio supermercado explicaron que declinaban hacer declaraciones sobre el asunto para no darle publicidad al mismo en un ejercicio de restarle importancia a un hecho que, aseguran, va en la línea de su filosofía.
Desde Carrefour sí han aclarado que la acción del director del supermercado de Corso Lodi se enmarca dentro de la “filosofía solidaria” marcada antes incluso de la emergencia sanitaria y económica desencadenada por la pandemia. Desde la dirección de este establecimiento habían dado antes una orden a sus trabajadores de que si ocurría algo así, si detectaban a alguien robando por hambre, no lo denunciasen.
Esta acción le ha valido multitud de felicitaciones al anónimo protagonista. “Felicitaciones al director. Ha demostrado que es una persona inteligente y, sobre todo, humana”, se puede leer en uno de los comentarios vertidos en Facebook. “Gracias por esta historia que hace recuperar un poco la confianza en el ser humano”, dice otro.
También hay quien ha señalado que si bien se trata de una “historia hermosa” algo así debería ser visto como “normal” pero “desafortunadamente estamos tan acostumbrados a la fealdad de nuestra sociedad que estas acciones nos parecen actos casi heroicos”.
El periodista Lorenzo Tosa reflejó la anécdota en su muro de Facebook dándole aún mayor alcance y remarcando que se trata de una “pequeña historia, pero con un alto valor simbólico”. Habla Tosa de la “persona adecuada en el lugar adecuado con las palabras adecuadas”. Algo que, a su juicio, “no sucede a menudo, pero sucede a veces. Y la verdad es que ya no estamos acostumbrados”. Concluye su relato con un, “sea quien sea, gracias”.