No ven televisión ni usan redes sociales pero crearon el pan dulce más codiciado

Son 35 monjas de clausura. Cada una puso en común lo que recordaban de sus familias y a base de muchas pruebas y errores, dieron con la receta que se mantiene vigente hasta hoy.

No ven televisión ni usan redes sociales pero crearon el pan dulce más codiciado
Son 35 monjas, no ven televisión ni usan redes sociales pero crearon el pan dulce más rico de Buenos Aires.

Cada diciembre la puerta de la iglesia de la Abadía de Santa Escolástica se llena de gente que hace fila para comprar. Allí, según dicen, 35 monjas de clausura cocinan el pan dulce más famoso y más rico de Buenos Aires.

La fundación de las monjas benedictinas es de 1941, pero la repostería y el pan dulce comenzaron en 1998. Ellas dividen su día entre el trabajo y la oración, de hecho hay una frase de San Benito que dice: “Serán verdaderamente monjes si viven del trabajo de sus manos”, y siguiendo aquella regla es que desde siempre hacen talleres de encuadernación, arte, imprenta, ornamentos litúrgicos y las hostias para las parroquias. Lo que realizan en sus talleres lo venden en su pequeño local de la abadía, con las ganancias pueden comprar el pan de cada día y pagar los gastos del monasterio.

Pero hace unos años costaba llegar a cubrir esos gastos y a la abadesa se le ocurrió que incorporar comida a la venta podría ser un buen ingreso. Empezaron haciendo pasta frola y algunos alfajores que vendían a su familia y gente que iba a misa, detalla La Nación.

Son 35 monjas, no ven televisión ni usan redes sociales pero crearon el pan dulce más rico de Buenos Aires.
Son 35 monjas, no ven televisión ni usan redes sociales pero crearon el pan dulce más rico de Buenos Aires.

Fue tan buena la aceptación que ampliaron el menú y llegó la idea del pan dulce. Inventaron una receta entre todas: cada una puso en común lo que recordaban de sus familias y a base de muchas pruebas y errores, dieron con la receta que se mantiene vigente hasta hoy. Fue tanto el éxito, que sacrificaron dos cuartos del sector de hospedería que tienen para hacer un local más grande.

Pero cuando estaban por inaugurar llegó el corralito del 2001, el panorama estaba complicado pero abrieron igual. Para su sorpresa, la gente tenía mucho miedo de ir a los negocios por los saqueos y en el malestar general encontraron en el monasterio un lugar de refugio y donde el producto les daba confianza.

Uno de los productos más vendidos de las religiosas.
Uno de los productos más vendidos de las religiosas.

Así fue que comenzaron a crecer cada vez más. Al principio tenían un horno chico y por asadera cocinaban 15 panes dulces. Con el tiempo tuvieron que sumar batidoras y nuevos hornos donde en cada horneada entra un carro con 80 panes dulces. Los venden durante todo el año en sus tres versiones: con frutos secos, con frutas glaseadas y con chips de chocolate. En la temporada de navidad llegan a vender 20.000 unidades.

Más allá de las máquinas necesarias, el trabajo conserva lo artesanal porque la mezcla la hacen a mano. Usan materia prima de buena calidad, con los años y la dificultad de hacerlo a distancia cuando no estaban las facilidades de hoy día con internet y el celular, fueron encontrando los mejores productores de cada uno de los ingredientes.

A su vez los familiares empezaron a vender los productos en distintas ferias de Capital Federal y algunas panaderías empezaron a comprar para reventa, pero el problema era que le subían mucho el precio. Las hermanas necesitaban recuperar gastos y tener una mínima ganancia. Pero tampoco les gusta que fuera muy alta, así que decidieron, junto a gente de su confianza, abrir un local en el Pasaje Libertad en Capital Federal, donde se pueden encontrar los mismos productos que en Victoria.

El momento de oración.
El momento de oración.

NO VIVEN PARA LO MATERIAL

El día de las hermanas comienza a las 5 de la mañana y concluye a las 21:30. Esas horas transcurren entre oraciones, quehaceres hogareños, talleres y trabajo.

No ven televisión, no tienen redes sociales excepto la que usan para promocionar sus productos, dar información de charlas gratuitas y llevar mensajes alentadores y de esperanza cuando se necesitan. Su fuente de información es la prensa escrita y la página del Vaticano por internet donde leen los mensajes del Papa y las realidades de la iglesia y del mundo.

Su vida es una vida de cara a la eternidad, entonces su escala de valores cambia, no viven para lo material y tienen conciencia de que lo que hacen hoy lo hacen para la eternidad, con un fin de vida que no termina acá. Quien cuenta todo es la hermana Mercedes, que habla con una sonrisa, un brillo diferente en los ojos y mucha paz en su voz.

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