Robert Wadlow nació el 22 de febrero de 1918 en Alton, Illinois, Estados Unidos, y su llegada a este mundo fue como la de otros bebés: pesó 3.85 kilos y lucía saludable, por lo que nada alertó a sus padres. Sin embargo, pronto cambiaría todo para el pequeño y para toda la familia.
Con el correr de los meses y de los años, el pequeño Robert comenzó a mostrar indicios de que algo no estaba bien en él. Es que conforme avanzaba en edad, el niño llamaba la atención por su considerable tamaño: a sus cinco años ya medía 1,73 metros y para los ocho su estatura alcanzaba los 1,80 metros.
Su enorme altura a tan temprana edad fue un atractivo para curiosos de todos lados y con tan solo 13 años se había convertido en el Boy Scout más alto del mundo -2,23 metros-. En cada etapa de su vida, el joven tuvo que adaptarse y con él, también su comunidad acompañó los desafíos: en el mismo grupo de scout tuvieron que diseñar especialmente para él el uniforme, una carpa y la bolsa de dormir.
Algo similar ocurrió cuando acudió a la escuela, ya que debieron crear solo para él pupitres especiales que se ajustaran a sus dimensiones y peso para nada comunes en niños de su edad. La propia página del Guinness World Records asegura que “Cuando la mayoría de los niños todavía estaban siendo llevados por sus padres, Robert fue capaz de cargar a su padre por las escaleras de su casa”.
Robert nunca dejó de crecer
Lejos de estabilizarse, la altura de Robert continuó creciendo y ya para la finlaización de su secundaria, en 1936, medía 2,54 metros. Tras los estudios medios, el joven se inscribió en la universidad de su estado para estudiar Derecho, no obstante su destino quedó marcado por lo que le ocurría a personas con condiciones físicas especiales: terminó por convertirse en celebridad de la mano de un popular circo estadounidense.
Con una altura de más de 2,50 metros, el circo de los Ringling Brothers convocó a Robert para trabajar en sus funciones y el muchacho aceptó la propuesta. Así, visitó más de 800 pueblos en 41 estados. Cuando no promocionaba zapatos o actuaba en espectáculos circenses, llevaba una vida aparentemente tranquila en la que tocar guitarra, tomar fotografías y compartir con las personas eran sus pasatiempos favoritos.
El problema de salud detrás de su crecimiento
El imparable crecimiento físico de Robert respondía a una patología concreta: fue diagnosticado con gigantismo hipofisario a los 12 años, un trastorno infrecuente que implica un exceso en la hormona de crecimiento.
Gracias a los avances de la ciencia, actualmente este trastorno tiene tratamiento pero en la época en la vivió Wadlow ningún profesional se atrevió a operarlo, por lo que el ‘gigante de Alton’ siguió creciendo hasta el día de su muerte.
Fue el propio tamaño de Robert el que le jugó una mala pasada y lo llevó a la muerte: para desplazarse necesitaba ayuda de implementos ortopédicos que contenían sus piernas y fueron esos propios implementos –sumado a la pérdida de sensibilidad en sus extremidades- los que provocaron una ampolla séptica y una infección que se generalizó y que su sistema inmunológico no pudo combatir.
El gigante de Alton falleció el 15 de julio de 1940. Tenía 22 años.