El 11 de octubre del 2000 irrumpió en la pantalla chica (Canal 7 en ese momento) “Okupas”, una serie de once episodios que dejaron una huella imborrable en muchos argentinos y que ahora marco tendencia el año pasado al reestrenarse en Netflix.
La historia de esta producción audiovisual relata la accidentada convivencia y el devenir en tragedia de cuatro amigos: Ricardo (Rodrigo de la Serna), El Pollo (Diego Alonso), Walter (Ariel Staltari) y El Chiqui (Franco Tirri).
Es justamente este último quien pasó por el programa “Seres Libres”, transmitido por Crónica HD, y contó cómo empezó a involucrarse con el mundo de las adicciones.
“A los 22 arranqué con la cocaína. Cuando me doy cuenta que soy adicto, se empieza a vender pasta base, y me puse a fumar eso. La pasta base es el demonio, más que la merca”, comenzó.
Luego recordó cómo se encontraba durante la grabación de Okupas: “Tenía una internación completa, en ese momento consumía marihuana, estaba limpio de cocaína o pasta base. Tuve 27 internaciones entre 1998 y 2016″.
“Pocos años después de empezar a consumir se me volvió un hábito que ya no podía evitar tener. Y al mismo tiempo uno trata de no mirarlo, te vas haciendo el boludo y vas a ver que el agua te va llegando al cuello”, se sinceró.
“En un momento viví en la calle. Esto fue después de Okupas: en cierto sentido era como un paralelismo con el personaje porque vivía en la calle. Estaba muy enojado con mis padres, tenía mucho odio y no podía parar de consumir”, reveló.
Consultado por Pauls sobre su primera experiencia con la cocaína, el actor respondió: “Justo empecé la universidad de cine a los 21 o 22 años y ahí me enganché con la carrera de cine, pero fue coincidente la carrera del cine con el comienzo del consumo de cocaína”.
“Cuando me doy cuenta que soy adicto justo se empieza a vender en la Argentina pasta base. El grupo de gente que yo frecuentaba en ese momento había empezado a fumar pasta base y yo empecé a fumar eso”, recordó.
Con la llegada de la cuarentena, reapareció en su vida un vínculo difícil con las bebidas alcohólicas, aunque pudo resolverlo a tiempo. “A partir de la pandemia se me hizo como un hábito el alcohol. En un momento estaba tomando diariamente y un día me veo en mi casa, solo, mareado, con sueño, medio borracho. Me planteé qué bebida sin alcohol me gusta”, contó.
Si bien ya no consume cocaína ni pasta base, planteó que “de vez en cuando” consume marihuana. “En una época era una chimenea yo, todo el día, cinco o seis porros por día. Estaba loco todo el día”, recordó en la entrevista.
Por último, definió las diferentes drogas y los peligros que pueden aparecer al consumirlas: “El alcohol es como la falopa, pero te lo vende en el supermercado. La merca es una mentira. “La mentira ya pegó en la sangre”, como dice Divididos. La pasta base es un paso más hacia la locura total o la muerte, más allá de la ‘merca’. Y el porro puede llegar a ser un lobo con piel de cordero”.