En el oeste de la provincia de Buenos Aires, a solo 8 kilómetros de la ciudad de Carhué, se encuentran las impactantes ruinas de Villa Epecuén. Este lugar, cargado de historia y melancolía, ofrece una experiencia única que mezcla la nostalgia con la capacidad de resiliencia humana.
Lo que alguna vez fue un próspero destino turístico, hoy es un museo al aire libre que te invita a explorar un pueblo que quedó atrapado en el tiempo.
La historia detrás de Villa Epecuén
Villa Epecuén floreció gracias a las aguas curativas de su lago homónimo, conocidas por sus propiedades terapéuticas. Durante las primeras décadas del siglo XX, este lugar se convirtió en un refugio para aquellos que buscaban alivio para sus dolencias, atrayendo a familias de alto poder adquisitivo.
En 1921, se inauguró el primer balneario en las costas del lago, y con ello, el turismo comenzó a desarrollarse rápidamente. A medida que la villa crecía, se construyeron hoteles, residencias lujosas, comercios e incluso una iglesia y una escuela.
Para los años 80, Villa Epecuén contaba con unos 1.000 habitantes estables y 5.000 plazas hoteleras. Sin embargo, el 10 de noviembre de 1985, una catástrofe natural cambió el destino de este lugar para siempre.
El terraplén que protegía a la villa cedió ante la fuerza del agua, y el lago inundó la zona. Aunque la evacuación permitió que los residentes salieran a salvo, el pueblo quedó sumergido bajo el agua por más de 20 años.
¿Qué hay para hacer en Villa Epecuén?
Hoy, Villa Epecuén es un sitio turístico que atrae a visitantes curiosos por conocer un lugar congelado en el tiempo. El recorrido por las ruinas es una experiencia conmovedora. El camino hacia el antiguo pueblo está rodeado de árboles muertos y un paisaje desolado que refleja el impacto de la inundación.
Uno de los primeros puntos de interés es el Matadero, una estructura diseñada por el arquitecto Francisco Salamone, que impresiona por su imponente presencia en medio de la naturaleza muerta.
A medida que te adentras en las ruinas, te encontrarás con edificios destruidos, hoteles en ruinas y casas cubiertas de sal. El recorrido se hace a pie, permitiendo que cada paso te sumerja en la historia de un lugar que alguna vez fue un próspero centro turístico.
Carteles y placas te guiarán a través del pueblo, mostrando imágenes de cómo era antes de la inundación y explicando la función original de cada estructura.
El precio de la entrada es de $2.000 (valor enero 2024) y el recorrido completo puede hacerse en un día. Sin embargo, si lo deseas, también puedes extender tu visita y disfrutar de las aguas del lago, que aún conservan sus propiedades curativas.
Para quienes buscan un momento de relax, el complejo hidrotermal de la Isla, parte de un ambicioso proyecto, simboliza un nuevo comienzo para la región. También puedes disfrutar de la playa eco-sustentable en las orillas del lago, que cuenta con todos los servicios necesarios para pasar un día agradable, incluyendo wifi en toda la zona.