Una empleada doméstica de Hawaii contradijo a Maru Botana, quien contó que una de sus hijas estaba pasando una temporada en la isla limpiando casas por 40 dólares la hora.
“Está instalada y muy feliz trabajando. Es una manera de independizarse y gana 40 dólares por hora”, dijo Botana en una entrevista para Radio Rivadavia.
Sin embargo, este miércoles en dialogo con Juan Etchegoyen, en Nosotros a la Mañana, Estivali dijo que lleva 20 años trabajando como housekeeping y que los salarios son poco más de la mitad de lo que dijo Botana.
“Llevo en Maui 18 años. Soy la ‘property manager’ en una casa donde empleamos ‘housekeeping’ (cuidadores de casas) y, aunque nos gustaría que todo el mundo cobrara 40 dólares la hora, la verdad es que no se cobra esa cifra”, explicó en un audio que le envió al periodista.
La mujer dijo que no quería que las personas creyeran las palabras de Botana y se lanzaran a buscar trabajo en la isla porque la verdad es que “no hay mucha demanda”.
“Está muy difícil el alquiler. No se cobra 40 dólares la hora. Cuando empiezas a trabajar cobras mucho menos que la gente que lleva tiempo aquí y está legal. El precio es entre 25 y 30 dólares la hora para las chicas con papeles”, explicó.
“Todas son empleadas legales y cobran entre 25 y 30 dólares la hora y pagan de ahí también sus ‘taxes’ (impuestos)”, indicó. Por último, la mujer dijo que a través de su mensaje buscaba advertir a los chicos argentinos para que no viajaran “engañados”.
El trabajo de la hija de Maru Botana
Lucía Solá, tiene 21 años, es la segunda de los siete de Maru Botana y Bernardo Solá. Aunque está estudiando diseño gráfico decidió pasar una temporada en Hawaii.
“Viajamos hace unos años y nos re cautivó. La gente hace mucho la suya y no se fija en el otro, y a ella le llenó mucho eso. En diciembre se quedó instalada, trabajando como empleada doméstica, gana 40 dólares la hora, y también disfrutando de esos paisajes”, contó Botana en Si pasa, pasa de Radio Rivadavia.
“Es una capa. Siempre quise criar hijos fuertes, independientes y felices. A Agustín le agarró la pandemia por Covid-19 en Bélgica y le dije que no volviera: ‘Te tocó vivir eso, vivilo’. Se fue a Barcelona y se quedó nueve meses; hoy trabaja para allá y tiene experiencia. Es una forma de independizarse”, agregó.
