Mirren Cook nació más pequeña que la mano de su padre y pesó menos de medio paquete de azúcar. A pesar de ello y de que los médicos solo daban un 10% de probabilidades de que sobreviviera, la pequeña ya está en casa junto a su familia.
Mirren nació de manera prematura con solo 25 semanas y un día de gestación después de que su madre, Katie, de 28 años, desarrollara preeclampasia y los médicos se vieran obligados a realizarle una cesárea de emergencia.
Tras el parto, la pequeña estuvo en la unidad de cuidados intensivos durante 10 días y en ese tiempo sus padres no pudieron si quiera tomar a su hija en brazos.
Esos días fueron clave para determinar el futuro de Mirren, que poco a poco iba estabilizándose y poniéndose más fuerte.
Una vez pasado lo peor, los médicos animaron a sus padres a realizar con ella un contacto piel con piel el mayor tiempo posible para ayudarla a mejorar.
El método, conocido como método canguro, no solo ayuda a establecer un vínculo madre-padre-hijo, también ayuda a regular y a estabilizar al bebé.
Por fortuna, la historia tiene un final feliz y Mirren se encuentra en su casa junto a su familia.