Una tiktoker llama Liz White ha renovado su vida luego de haberse separado de su novio, pero de una manera un poco peculiar. En vez de tomarse la separación como algo negativo, se mudó a Florida, Estados Unidos, para vivir con sus padres de vuelta, pero no en su casa, sino en una residencia de jubilados.
White, de 31 años, mencionó que se siente una “jubilada de alma”, aunque no de cuenta bancaria claro está, ya que debe seguir cumpliendo con su trabajo, el cual es a distancia, según explica en sus videos de tiktok.
Al principio, Liz entró como jubilada honoraria, pero en cuanto quedó un departamento vacío, pudo empezar a vivir sola allí: “Estuvo disponible para alquiler en el edificio, y el resto es historia”. Desde entonces, es una de las tres personas que no forma parte del grupo de jubilados.
Para demostrar cómo es su vida, la tiktoker compartió con sus seguidores un recorrido por el retiro, explicando las reglas generales del complejo de apartamentos, donde incluso hay unas normas escritas para socializar.
Cada vivienda cuenta con dos puertas de entrada. Una normal y otra de vidrio. En caso de que la primera esté abierta, los vecinos pueden entrar, pero si no es así, es obligatorio dejarlos en paz. Además, si un residente quiere tener visita durante la noche, debe notificarlo en gerencia.
Una de las peculiaridades es que todos los coches deben estacionarse hacia delante, lo que supone un gran alivio para White, ya que al parecer no se le da nada bien estacionar dando marcha atrás.
Entre las cosas que puede disfrutar en el complejo se encuentran unas increíbles vistas al mar, una piscina climatizada en cuyo recinto no se puede comer ni beber, un gimnasio, un jardín comunitario y una biblioteca.
Entre sus actividades favoritas está salir de comida con sus vecinos. Incluso ha viajado hasta Australia para celebrar el 80 cumpleaños de uno de ellos. Sin embargo, no sucede durante todo el año, puesto que los jubilados solo pasan allí los meses de invierno.
“El verano es definitivamente un ambiente totalmente diferente aquí. Es súper silencioso, la lavandería siempre está abierta, puedo caminar sin sostén, solo somos un puñado de nosotros en el edificio”, ha relatado.