El iraní Amou Haji murió a los 94 en el pueblo de Dejagah, en la provincia de Fars al sur de Irán. Su legado al mundo no estuvo dado por una obra intelectual, religiosa o artística. Tampoco será reconocido a través de los años por éxitos deportivos.
Haji se quedó con el título del ‘hombre más sucio del mundo’, al pasar 60 años sin entrar en contacto con el agua y el jabón.
Este singular personaje fue toda su vida un hombre solitario: nunca tuvo esposa, hijos ni familia. La mayor parte de su tiempo se le vio solo y aislado de las personas, pero su historia capturó la atención de los pobladores y curiosos al punto tal que en el año 2013 grabaron un documental sobre él -’La extraña vida de Amou Haji’-.
En dicho audiovisual se reconstruía la versión de que Amou empezó a huir de la higiene debido a problemas emocionales en su juventud, situación que comenzó a marcar un aislamiento que se acentuaría con el paso de los años.
En dicho documental el propio protagonista reveló que empezó a sentir fobia por el agua e incluso por la comida. Pero lo que más llamó la atención dentro de toda su biografía de mugre y suciedad fue que lo que más le gustaba comer era puercoespín podrido, acompañado con agua que recolectaba de una lata de aceite oxidada o de algunos charcos cercanos a su lugar de estadía.
Esto causó tanta sorpresa que los que lo conocían no podían entender cómo sobrevivió tanto tiempo con una alimentación así. Su dieta se completaba con animales que encontraba atropellados en los caminos, todo rematado con ‘cigarrillos’ que armaba a partir de las heces de algunos de esos animales.
El día que aceptó bañarse y luego falleció
Haji vivió por años en el hueco de una de las calles de Dejagah, por lo que los pobladores decidieron construirle una choza en las inmediaciones para que pudiera acceder a un sitio con algo de dignidad. Luego de esto, los mismos vecinos le propusieron que se diera un baño, a lo cual accedió tras seis décadas de convivencia con la pestilencia.
El hombre de aseó y por las vueltas del destino, a los pocos meses falleció. Este final daría la impresión de que la limpieza fue la causa de su deceso, sin embargo los doctores que estudiaron su cuerpo tras la muerte afirmaron que el sujeto falleció producto de la edad avanzada y no de patologías.
Además, sostuvieron que la explicación más sólida a su longevidad es la constante exposición a un ambiente de riesgos, que pudo haber fortalecido su sistema inmunológico.