Viajar en servicios de aerolíneas de clase económica puede ser una experiencia agobiante e incómoda. Esto se debe a que el auge de los vuelos “low cost” ha provocado que los aviones aumenten su capacidad, con fines evidentemente lucrativos, lo que conlleva a que se reduzca el espacio entre los asientos y los tripulantes viajen apretados. Un estudiante español se las ha ingeniado para resolver este asunto con un curioso invento.
Twitter ha convertido el proyecto universitario de Alejandro Núñez Vicente, de 22 años, en un fenómeno viral. Su prototipo Chaise Longue Economy Seat ha recibido la atención mundial. Este prevé una cabina de asientos en dos niveles, con filas con asientos en el suelo y otros elevados. De esta forma se consigue maximizar el espacio, con más butacas en el avión, pero también aumentar la comodidad del pasajero, que podrá estirar las piernas hasta ponerlas totalmente en posición horizontal, como si estuviera en un diván o chaise longue, de ahí el nombre del invento.
Alejandro Núñez Vicente es español y estudió Ingeniería en la Universidad TU Delft, en Países Bajos. Estos datos ayudan a entender cómo y por qué se le ocurrió desarrollar el Chaise Longue Economy Seat. “Volvía a Madrid los fines de semana, viajaba unas horas y lo pasaba fatal, así que no quería ni imaginarme cómo podría ser viajar en esos aviones largas distancias. Ahí empecé a darle forma a la idea”, cuenta a El Viajero.
Su diseño aprovecha el limitado espacio de la cabina de un avión en sus tres dimensiones, atreviéndose a jugar con la altura. Pasa por eliminar el compartimento superior para el equipaje, que se guardaría en compartimentos bajo el asiento, y añade un espacio extra para las piernas de los pasajeros que estuvieran situados en la fila más baja. Además, al no estar los asientos uno detrás de otro, se aumenta la capacidad de reclinación, permitiendo al pasajero tumbarse sin molestar al de atrás. “Estos asientos se pueden reclinar 125 grados, 15 más de lo normal, no hay ninguno en economy que tenga esta reclinación”, señala el ingeniero.
Uno de los efectos secundarios de la reducción de espacio en los aviones ha sido la imposibilidad de reclinar los asientos sin molestar al ocupante de detrás. Los asientos caían, desde la primera fila a la última, como fichas de dominó, hasta que algún pasajero insomne, alguien quizá que tenía cosas que escribir o que comer, decidía no hacerlo.
Núñez comenzó a trabajar en el Chaise Longue Economy Seat el año pasado. Entonces tenía 21 años y entendía esto como un proyecto universitario. Le propuso desarrollarlo a su profesor, Peter Vink, experto en diseño de interiores de aviones. Su nominación a los Crystal Cabin Awards de 2021, un premio importante en el sector de la aviación, le hizo replantearse la dimensión de su idea. “No gané, pero como si lo hubiera hecho, porque todo el mundo conoció este proyecto, salieron un montón de artículos y se empezó a hablar mucho de esto”, señala ahora Núñez. La atención mediática ha terminado por decidirle a dar el salto. Núñez ha puesto en pausa su máster y ha conseguido financiación para dedicarse a su prototipo a tiempo completo.
Su mayor patrocinador ha sido una empresa española, Aircraft Interior Refurbishment España, AIRE. “Este será el primer diseño de asientos de aviones español”, apunta Núñez, aunque lamenta que proyectos como el suyo tengan más posibilidades de prosperar en el extranjero. En los últimos meses, este ingeniero ha viajado por todo el globo, presentando el proyecto en Nueva York y Alemania.