MasterChef ha llegado a la pantalla de Telefe para mantener atentos a los fans de la gastronomía y sin Gran Hermano, es el programa uno del canal de las pelotitas.
Al momento, el programa conducido por Wanda Nara ha tenido picos de audiencias que ayudan mucho y parte de eso es por los episodios que se viven mientras los 16 concursantes están frente a las cocinas.
En la última emisión, los participantes se sorprendieron, y desilusionaron, cuando los chefs anunciaron que les agregarían una dificultad para que cocinaran en el día jueves 30 de marzo.
Entre tanto revuelo y queriendo ayudar, Wanda Nara le propició un golpe a un concursante, que no dudo en reaccionar en medio de todo el cumulo de sentimientos por el nuevo reto gastronómico.
Los ocho mejores delantales de la semana se presentaron ante el jurado para competir por beneficios en los retos venideros, y para evitar caer en la gala de nominación, pero lo que no sabían era que le esperaba una dificultad a la hora de ir al mercado.
Ocurre, que los cocineros debían ponerse unas cabezas con forma de frutas durante su visita al mercado, la idea era que se les dificultara la visión. Todos hicieron caso, pero Rodolfo intentaba seguir la corriente y no podía, ya que el orificio de la máscara era diminuto para lograrlo.
Wanda Nara ante la situación trató de ayudarlo y ahí se dio el momento que marcó la noche. En ese momento, al ver que no entraba, la mediática le dio un contundente golpe a la máscara, que por inercia le pegó en la cabeza al competidor.
La reacción del participante no tardó en llegar
Tras el inesperado golpe, sin intención, de Wanda, Rodolfo miró con cara de asombro y dijo a la cámara entre risas: “Me estoy probando el rabanito y siento taaa, como un golpazo. De suerte no me rompieron un diente”. Wanda, avergonzada, solo atinó a disculparse: “Perdón, ¿te pegué?”.
Todo el mundo se largó a reír, hasta la hermana de Zaira. Los jurados se mataban de risa en el fondo de la escena. Germán Martitegui se fue del lugar porque no podría contener la risa, mientras que Donato de Santis miraba con una sonrisa de oreja a oreja y expresó: “Que bestia”.