Comenzaron a construir desde la nada. Los dirigentes le dieron un marco institucional que acompañó al crecimiento del deporte en la provincia.
Daniel Marcellini: El half derecho del Liceo Militar
Sergio Daniel Marcellini, por sí solo, es un capítulo dentro de la historia del hockey césped mendocino. Ha sido ocho veces presidente de la Amhsc, dos veces de la Confederación Argentina de Hockey (CAH), dos veces vicepresidente de la Federación Panamericana de Hockey y presidente del Club Andino Mendoza entre 1999 a 2007, que fue una escisión del Andino Tenis Club.
Sergio Daniel empezó a jugar en Liceo Militar en 1977. “Arranqué como half derecho y después fui stopper hasta el 89. Luego jugué de back atrasado hasta que me retiré en 1994. Estuve un año sin jugar en 1978 y en el 79 me cambié a Andino. No era hábil, pero tenía otras condiciones. Estaba en un muy buen equipo. Fui nueve veces campeón mendocino y logré tres subcampeonatos argentinos, dos con el Seleccionado y uno con el Club Andino. Fui árbitro y me hubiese gustado dirigir un equipo como técnico, pero qué sé yo, por ahí me vuelvo loco dejo la dirigencia y empiezo como entrenador”, comienza diciendo jocosamente Marcellini.
Siempre tuvo pasión por el deporte, Daniel estudiaba en la facultad de Ciencias Económicas y quería ser contador. “Llevaba bien el estudio y el deporte me encantaba. Antes del hockey jugué al fútbol. hasta que me lesioné la rodilla y me tuvieron que operar, jugué de defensor en el Tomba y también en Luzuriaga. Después de mi operación y luego de un año, me entusiasmé con el voleibol; ahí formé en el Hípico e YPF”. También jugó básquet en el club Independencia y en Jorge Newbery.
“Fueron etapas distintas de mi vida, pero fui mejor en el hockey”.
-¿Cómo empezaste a relacionarte con el deporte?
-Llegué por compañeros de estudio, por Ricardo Greco y Víctor Torti, que empezaban a jugar; el primero en Liceo Militar y el otro en Andino. Como estudiaba con Greco empecé en Liceo en 1977. El hockey en Mendoza en varones empezó en 1975. Al Andino me llevó Rodolfo Codorniú, que me insistió para que jugara, ya que me veía en los partidos porque yo estaba saliendo con una jugadora del club en esa época”.
“Había siete equipos y algunos con ‘A’ y ‘B’, como Andino y Liceo Militar. Eran canchas de tierra, pocas con césped natural, era difícil jugar y éramos más rústicos. Las pocas de césped natural eran canchas con champas y desniveles lo que hacía muy complicado parar la bocha. Eran canchas bastantes peligrosas también”.
Nace el dirigente.
Sin ser profesional el hockey, con la llegada de Marcellini a la Asociación, se acercó más al profesionalismo en cuanto a la conducción deportiva y el staff institucional. Hubo un antes y un después en el hockey vernáculo.
“Cuando me recibí, no había mucha gente dedicada a la dirigencia, me ofrecieron ser delegado de Andino en 1980, si bien jugaba todavía, no estaba prohibido y empecé a ir a la Asociación, dos años después entre a la comisión directiva como tesorero y desde ese momento continué”.
Marcellini impulsó muchos cambios en cuanto al gerenciamiento deportivo e institucional.
Marcellini ha tenido ocho administraciones, que han marcado hitos importantes. En la primera en 1995, se construyó la casa actual que ocupa la Amhsc. “En un principio ocupábamos otra parte de la propiedad y al fondo había un predio baldío. Cuando asumí y después de sortear una asamblea extraordinaria, porque había gente que no quería, pudimos vender la casa con frente a la calle Cabildo Abierto y con ese dinero se construyó la actual sede sobre el predio del fondo, con frente a la calle Almirante Brown”.
En la segunda, en 1997, se hizo la segunda etapa de la sede, quedando como está actualmente. “En la tercera iniciamos el camino para tener una cancha sintética, que tardamos diez años en concretar. Desde 1997 al 2007. La piedra fundamental la pusimos primero en lo que era el vivero del Malvinas Argentinas, junto con las placas, pero quedaron ahí, en la nada. En el 2003, con la asunción de Julio Cobos, que en la campaña había dicho que se iba a colocar la cancha sintética de agua, se reactivaron las gestiones, pero, por diversos motivos, se demoró hasta que finalmente se hizo en Godoy Cruz en el 2007, antes de la finalización de su mandato”.
“Impulsamos la participación de los equipos de Región de Cuyo y de Chile, en todos nuestros torneos y logramos el primer campeonato argentino de damas mayores en Mar del Plata, en 1994”, recuerda.
De Tucumán a la Argentina
La CAH se fundó en Tucumán en 1983. “Yo comencé en 1987 como revisor de cuentas suplente, el último de la lista, de ahí fui teniendo diferentes cargos, hasta que en 1997 fui electo como vicepresidente y reelecto en 2001. En 2005 me votaron como presidente de la Confederación Argentina de Hockey (CAH), y reelecto en 2009”.
“Siendo presidente del Club Andino Mendoza, inauguramos la primer cancha de sintético de Mendoza, en 1999, en el Algarrobal. Era una cancha de arena, que todavía existe. Arturo Muñoz Cabrera era un dirigente de mucho impulso y durante su gestión se compró el terreno y comenzaron las obras, primero de dos canchas de polvo de ladrillo”.
“En 1986, cuando Los Tordos sale campeón con Alfredo de DT, me pide que hable con Castro, le dije no se va a venir, es muy fanático, pero me insistió para que lo hablara. Con la llegada de Alfredo se produjo un éxodo de jugadores varones en 1987, por la rivalidad que existía. Allí comenzó una larga lista de éxitos deportivos. Hubo una serie de 23 campeonatos en damas y muchos también en caballeros”, puntualizó Marcellini.
Enrique Figueroa: El hombre que surgió en unión
A los 24 años el doctor Enrique Figueroa asumió como primer presidente de la Asociación Amateur Mendocina de Hockey Sobre Césped (Aamhsc). El profesional de la salud estuvo dos períodos (1971-1975) y después dejó el hockey para dedicarse de lleno a su actividad como médico especializado en psiquiatría. Figueroa está ligado en forma intensa al Club Unión, entidad fundadora de la Asociación madre de este deporte; en diálogo con Más Deportes narró los inicios de la disciplina en nuestra provincia.
“El clásico era a hacha y tiza, entre Unión y Yerutí, y duró duro muchos años”, recuerda Enrique Figueroa; quien era entrenador campeón con el Club Unión en la rama masculina y femenina. Esta institución fue una de los fundadoras de la Asociación Mendocina y el “Negro”, como lo apodaban en aquella época a Figueroa, de entrenador asumió el rol de dirigente.
“Mendoza salió por primera vez subcampeón nacional en 1976 en la ciudad de Rosario, y ese equipo tenía a cinco jugadoras titulares de mi club, incluida mi esposa ‘Nené’ Rodríguez. Ese seleccionado perdió por un gol con Buenos Aires y estuvo cerca del título”, recordó.
Luego Figueroa apuntó: “El aporte del club Unión fue importante para la época. En Unión, el hockey se vivía con intensidad. Había muchos entrenamientos para estar en las mejores condiciones físicas. Al club no se le sacaba un peso, era todo amateur, como me gustaba. Desde 1976 sacó campeones a todas las divisiones femeninas infantiles, juveniles, intermedia y primera con récord de goles a favor y de goles en contra”.
En Mendoza la idea de practicar el deporte la trajo Augusto Velasco y se fueron agregando colegios e institutos y los clubes de rugby. “Un día, a la comisión directiva de Unión llegó la invitación para sumarnos a esta nueva iniciativa deportiva y para esto buscamos a un entrenador y socias. Como nos faltaban chicas, vinieron de la Escuela Normal, que eran excelente alumnas y formamos el primer equipo. Pero al poco tiempo se fue el entrenador y tuve que hacerme cargo del equipo, yo no sabía dirigir”, contó Figueroa.
Nace el dirigente
“Fundamos la Asociación que funcionó en un principio en Unión y todo era a pulmón, empezamos de cero. El primer torneo que se hizo se jugaba sin arcos, se ponían piedras, nosotros jugamos con arcos de fútbol en el Club Obras y la arqueras no usaban protección”.
“La sede del club servía para la Asociación y estaba en la calle Perú 1410, casi Necochea, y fue la primera sede para el rugby también. Ahí hacíamos las grandes fiestas. La sede deportiva estaba en Perú y Suipacha. Fuimos creando los estatutos, los que venían de los clubes de rugby me eligen a mi como presidente, Alberto Aguiló fue tesorero y Fernando Cuartara el secretario. Estuve tres períodos de dos años y después seguí entrenando hasta 1983 ya estaba recibido, entrené y jamás jugué hockey”, apuntó el ex titular de la Aamhsc.
“Lo que tuvimos es que éramos deportistas y relacionados al rugby. Yo jugué en Liceo Militar y era pilar; Eduardo Velasco es profesor de educación física y tuvo la visión de traer el hockey al Instituto donde trabajaba. Y una vez que se genera movimiento y aparecen los clubes, teníamos que formar la Asociación. Eramos toda gente joven. entre 25 y 35 años, teníamos que organizar, sacar adelante la entidad, organizar los árbitros y un torneo. Algunos teníamos experiencia dirigencial, porque era secretario del club y con eso formamos la Asociación a fines de 1971. En un momento en que la Asociación Argentina de Hockey al ver movimiento en las provincias organiza un nacional. Fuimos en 1972 y eso nos servía porque nos íbamos empapándonos de todo lo referente a hockey y aprendíamos”.
“Había pocos libros de hockey, no era como ahora, no había hockey en TV, no había nada. Veíamos los resultados internacionales por lo que leíamos en Los Andes. Al ser jóvenes y comprometidos logramos hacer una excelente Asociación, donde primaba el bien de todos. Eramos un equipo y cada uno ponía lo que sabía o tenía como especialidad. Ejemplo, cuando hicimos el Argentino en 1975 uno se encargó de la prensa, otro de la hotelería, otro de los números”, rememoró el galeno.
Una anécdota
“Me llegaban cartas de la Asociación Argentina de Hockey, en esa época eran escritas muy formales, yo las contestaba de la misma forma a los dirigentes de Buenos Aires. Un día cuando llegamos a Córdoba a un torneo, el presidente de la asociación nacional me dice sorprendido: ¡Sos un pendejo! Caro pensaban que éramos gente grande como ellos” (sonríe).
Desafortunadamente en 1985 se terminó el hockey en Unión. “No seguí ligado al hockey, pasó el hockey me dediqué más al club y me dediqué a jugar al golf, cuando se vive tan intensamente, después cuando me fui, me fui, la dedicación era muy alta, había que asistir a reuniones, que entrenar, arbitrar partidos y cortar el césped. Yo hacia guardia y después me venía a entrenar al club, el domingo los partidos y el lunes reuniones en la Asociación”.
Para finalizar, con un tono melancólico, el psiquiatra puntualizó: “Aprovechó esta oportunidad que me brindan para reconocer a la gente de aquella época, que eran muy exigentes y se autoexigían para llevar esta obra adelante, una empresa en la que hicieron todo y sin nada”.