La red de refugios de montaña más importante del país está en Bariloche. Cada año miles de caminantes llegan de todo el mundo, para visitar los senderos, cursos de agua y maravillarse con las impresionantes vistas y paisajes en torno a la ciudad. Un dato clave es que se trata de una verdadera “red” ya que todos están conectados por senderos y caminos entre montañas que permiten unir las travesías. De esta forma se pueden visitar uno, dos, o todos los refugios de una vez, y sin necesidad de volver a pasar por la urbe.
Al emprender este tipo de aventuras, es esencial informar a dónde y cuándo se emprenderá la actividad y completar el registro de trekking, que es obligatorio y gratuito. Al respecto se puede consultar con los expertos en la zona en Parques Nacionales o en el Club Andino Bariloche. A continuación, en detalle, cada una de estas postas de montaña que ofrecen camas, comida o cocina, entre otras, además de las más bellas postales del entorno natural:
Refugio Agostino Rocca - Paso de Las Nubes. Con capacidad para 80 personas, un restaurante y una cocina de uso común, éste es el más nuevo de la red de refugios barilochenses.
Ubicado sobre la ladera Este del cerro Tronador, permite observar los cerros Constitución y Parque, el glaciar Frías, los picos Argentino y Chileno del cerro Tronador, y una vista panorámica del valle que atraviesan los ríos Alerce y Frías, con su espectacular lago de aguas verdes cristalinas. El camino de acceso al refugio es de dificultad media o baja y el tiempo de marcha aproximado, de 4 a 6 horas.
Refugio Berghof. Muy cerca. Muy bello. Construido mayormente en madera, el Berghof que fuera la casa del pionero andinista Otto Meiling, cuenta con un amplio salón comedor, una cocina y despensa. Ofrece música, gastronomía y una vista única de la ciudad de Bariloche. El camino es muy accesible, y el tiempo aproximado de llegada es de dos horas.
Refugio Frey: ideal para comenzar la aventura. Ubicado a 1.700 m sobre el nivel del mar, a orillas de la laguna Toncek, y al pie de la aguja Frey del cerro Catedral, es uno de los más pintorescos de la región y puede albergar cómodamente a 40 personas. El refugio ofrece comidas, pernocte y excursiones guiadas de distinta dificultad. El camino al mismo es muy accesible y el tiempo de marcha aproximado es de 8 horas ida y vuelta.
Refugio López: nieve hasta en verano. Es de los más grandes de la red, y cuenta con grandes comodidades para los visitantes como comedor, cocina, baños y luz eléctrica. Desde él se pueden realizar excursiones de trekking hasta los picos Principal, Turista y La Hoya, del Cerro López, entre otros. Por su ubicación y altura, los alrededores conservan nieve hasta entrado el verano. Un plus que los aventureros agradecen
Refugio Manfredo Segre: Hermoso camino entre bosques patagónicos. Ubicado a la orilla de la Laguna Negra, cuenta con servicios de pernocte, gastronomía y una particular cerveza artesanal, elaborada con agua pura de la laguna, porque a toda travesía le corresponde su recompensa. La dificultad del camino es media, y el tiempo de marcha de 4 a 6 horas de ida.
Refugio Otto Meiling: Refugiate en las mejores vistas. Entre los glaciares Castaño Overa y Alerce, a 2.000 metros sobre el nivel del mar, en el cerro Tronador, el refugio Otto Meiling, brinda comidas a toda hora, pernocte y excursiones guiadas de distinta dificultad. El Tronador ofrece un terreno glaciar óptimo para la práctica de la escalada en hielo y es el escenario de numerosas excursiones y aventuras. Para llegar, un micro parte desde el Club Andino Bariloche, en el centro de la ciudad, hasta el inicio del camino de acceso, que es de dificultad media y cuenta con un tiempo de marcha de entre 5 y 7 horas de ida.
Refugio San Martín – Jakob. Piedra, madera y calor de hogar. Ubicado a 1.600 metros sobre el nivel del mar, el San Martín, más conocido como Jakob, tiene una capacidad para hasta 60 personas y dispone de servicios de gastronomía y pernocte. Cercano a la laguna Témpanos, el camino para llegar al refugio atraviesa bosques de coihues, un puente colgante y arroyos y es de dificultad media. Un encantador trayecto que vale la pena seguir.