Hablar de una cidade maravilhosa puede sonar trillado, no jactancioso, hay que decirlo. La fisonomía, las playas, la cadencia del paso de los cariocas, su humor y las ganas de pasarla bien que contagian -sin caer en obviedades como intentar encontrar a Jorgito en Leblon o San Corrado o hacer un tour por la zona del tiradero- hacen de esta una urbe particular y la vidriera de lo mejor de Brasil. A continuación un decálogo de lo imperdible en un plan de viaje inolvidable.
LAS PLAYAS. Si busca a la garota de Ipanema –otra vez una recurrencia gastada, pero viable- la encontrará en esa playa, entre el puesto 8 y 9, la movida. Enfrente, la calle Farm de Amoedo señala el sector gay friendly. Pero un paseo por Copacabana con la gracia popular a flor de piel, los partidos de beach voley, los pareos danzando al sol, los niños haciendo castillos y el agua de coco helada, es sacarle el tuétano a la "experiencia sol" en época estival.
Aprovechar las ciclovías que recorren la costa es un acierto para hacer ejercicio –como los habitantes- y también para apreciar el panorama carioca en plenitud. Los bares de los puestos son las postas para retomar energías y cada tanto un chapuzón no viene mal.Una buena noticia es que agrandarán el área para ciclistas y caminantes por todo el litoral.
El dato: Camino a San Conrado se encuentra Joatinga, exclusivas arenas dentro de un condominio a las que se accede o bien por las rocas, o pidiendo autorización. Y nadie se la puede negar pues las playas brasileñas son públicas.
LA NOCHE. Paradójico pero real: la noche en verano, comienza de día entre las 16 y 17 horas cuando el ocaso amenaza. Entonces los bares explotan, arrancan las fiestas en las playas o en las favelas, corre la cerveza, la caipirinha y la buena música. Para los que buscan lo nuevo la recomendación es "Samba de Santa Clara" dancing itinerante que va de un lado a otro haciendo vibrar los cuerpos.
Lapa siempre tiene buen ambiente para pasarla bien, bares animados, buena onda general y la posibilidad de hacer amigos entre cervezas que circulan como agua. Río Scenarium es un clásico por estos lares con excelente atmósfera, divertido mobiliario y 3 pisos para desatar los demonios nocturnos con samba en vivo, lo mejor: de lunes a lunes. Por otra parte, en el complejo Lagoon en torno a la laguna Rodrigo da Freitas hay restaurantes, bares y ahora, discos.
El dato: Dry Martini es el novísimo bar de Sheraton Río Hotel & Resort, del famosísimo Javier de las Muelas, el catalán que desparrama sus dones de bartender, y su marketing en España, Bali, Singapur y Río. Los tragos rondan los 28 Reales, y hay eventos con Djs cada jueves y sábados en la piscina de cara al mar.
GASTRONOMÍA. Como en cada destino descifrar los sabores locales es la meta, aquí como en el resto del país, la feijoada es la más tradicional expresión culinaria, y en Río tiene su casa en Ipanema. No importa la temperatura ambiente, el aire acondicionado dispone a degustar el manjar calórico. Un caldo para romper el hielo, luego los acompañamientos se emparentan con la humeante vasija central en la que cerdo, carne, salchichas y chorizos se muestran apetecibles. Una caipirinha de limón o maracuyá contribuye con el maridaje verde amarillo. Porotos negros, arroz, chicharrones y mandioca, dan sustento al plato. Para el final, los dulces típicos: de banana, de coco y de leche.
El dato: Casa da Feijoada, es ineludible si lo que busca es descubrir el primigenio sabor de la comida popular. (Rua Prudente de Moraes 10,B. Menú: 75 Reales, www.cozinhatipica.com.ar) A metros en la plaza General Osorio cada domingo hay feria de artesanías.
Otro: Entre las opciones más mentadas en cocina fusión Aprazivel. Agende.
LA REBELIÓN. El fin de año en la urbe maravillosa es de lo más promocionado junto con el Carnaval, es que la espectacularidad de la celebración que mezcla ritos paganos y religiosos, con umbanda y candomblé, no tiene parangón en el globo. Entre cientos de miles de personas vestidas de blanco, velas y flores como ofrendas a Lemanjá, cachaza, champán o lo que tome, y tras saltar siete olas, la promesa que nada será como fue.
El dato: los precios para la semana del 31 de diciembre se disparan como en Carnaval, se paga cerca del doble del resto del verano.
FAVELAS. Los tours por las barriadas populares de los morros se pusieron de moda hace algunos años. A los cariocas no les gusta mucho esta tendencia, algunos consideran que tienen tanto más para mostrar, otros creen que es ofensivo, pues exponer a la gente que vive allí como formando parte de un circo, es inhumano, discriminatorio y de mal gusto. Cierto es que el turismo ve sus vetas comerciales en muchas locaciones y las favelas no escapan de él. Hay visitas guiadas por la Rousinha, la más grande y afamada, hay fiestas nocturnas en la cumbre de Vidigal -situada entre los barrios más caros de cara al Atlántico- precisamente en un hostel muy buscado por europeos, apostado a esas alturas con toda la urbe brillando a los pies. Otro acierto de marketing, se arriba en moto taxis, justo donde comienza la aventura.
El dato: dicen que en Vidigal David Beckham compró una mansión, meses antes del Mundial.
EXPERIENCIA DE LUJO. El Sheraton Río Hotel & Resort, fue inaugurado hacia 1974 y totalmente renovado en los últimos dos años, con una inversión de U$S 50 millones; es el único en la ciudad que tiene acceso directo a la playa. Ya el dato es conmovedor, bajar a la piscina y de allí al mar sin dilaciones es un verdadero privilegio.
Pero no el único, en sus 26 pisos los lujos no se escatiman, restaurantes para hacer un pequeño break junto a la piscina respirando el aire del océano cercano: Casa de Casaca, con pasta, pizzas y ensaladas o la Parrilla, para los que quieran degustar buenas carnes, apenas una muestra. En el nivel “0” el Bene a cargo del chef italiano Salvatore Morina mixtura las tendencias europeas con los sabores autóctonos, (gasto promedio 100 reales) y en el techo del espléndido edificio el súper top L' Etoile, regenteado por Jean Paul Bondoux (Menú: 140 reales). Atrevido como siempre, seduce con opuestos y marida lo antagónico.
El dato: Lo más interesante es que más allá de dónde se hospede en Río de Janeiro, puede cenar en estos espacios, tomar algo en el Dry Martini o disfrutar del Shine Spa con sus magistrales programas de relax y belleza. El hotel tiene la política de abrir sus experiencias de lujo a los viajeros de todo el mundo y a los cariocas, un guiño para no dejar a nadie con las ganas de disfrutar momentos exclusivos by Sheraton.
MARACANÁ. El transfer arriba al magno estadio y los corazones de los visitantes se aceleran. Samuel recibe en el hall de ingreso y bromea con algo que lleva el número 7, como adelantándose a los comentarios obvios. Por la zona de prensa, por los palcos de honor –donde se sentaron los mandatarios durante la Copa FIFA 2014-, por los exclusivos palcos para ricos y famosos y también por el mismísimo campo de juego, discurre el tour. "Ese fue el banco de Argentina en la final", advierte el anfitrión y todos se agolpan para la obligada foto.
La fama del Maracaná desde aquel mítico encuentro con Uruguay en el año 50’, con los enfrentamientos del clásico latinoamericano o las finales de la Libertadores, y en nuestro caso la del último mundial, se pasea con datos jugosos en boca de Samuel y los aportes que irrefrenables surgen de la sapiencia de los turistas, entonces todos se distienden, posan una y otra vez, y dan un sueño por cumplido. La visita guiada tiene un valor de 35 Reales y 24 sin guía, y vale la pena hacerla.
En su tiempo fue el mayor estadio deportivo de todo el orbe, ahora tras la copa y según los requerimientos de FIFA, se quitaron algunas bandejas de asientos para hacer más confortable el espacio general, y más seguro, además todas las butacas tienen una visual 100% del campo de juego. La capacidad actual es de 78.880 personas (antes era de 155.000). La sustentabilidad es otra de las particularidades de la reforma que vivió la arena, como le dicen. El techo, que cubre el 95% de los asientos, acumula agua que transporta en desniveles para riego del campo y para los baños. Además sostiene placas solares que contribuyen con la energía del sitio y sostiene la vasta estructura de iluminación escénica.
Entre las anécdotas a las que refiere el recorrido se encuentra la extravagancia del multi espacio de emoción. Aquí no solo hubieron conciertos, también cumpleaños y bodas. Obviamente el Rock in Río del '91 viene a colación y a los que pintan canas se les pianta un lagrimón, fue una de las veces que más público acogió. Luego el recital de Sir Paul Mc Cartney en el '97 con 185 mil almas aclamándolo, pero nada opacó al de Kiss en 1983 cuando 250 mil fanáticos se agolparon para escucharlos. Claro que el récord absoluto lo tiene el evento deportivo futbolístico que marcaría al estadio y a los brasileños de por vida, la final de 1950. Allí, señalan, más de 300 mil personas lloraron.
El dato: Ver un partido de fútbol en esta espléndida cancha puede salir desde los 30 Reales, detrás de los arcos, en un encuentro de clubes locales, hasta 500 Reales por persona en un palco vip.
FLORESTA DA TIJUCA. El Parque Nacional de Tijuca es un oasis dentro de la ciudad de Río de Janeiro. Se trata del mayor bosque urbano del mundo plantado por la mano del hombre. Un puñado de esclavos -entre ellos 2 mujeres y una veintena de trabajadores colocaron en tierra 100mil ejemplares de especies autóctonas para reforestar la zona que había sido cafetal y sembradío, luego la naturaleza se encargó de replicarlos y en la actualidad entre árboles que trepan al cielo, lianas, helechos y arbustos de mata atlántica, no cabe un alfiler en 4 mil hectáreas. Apenas algún haz de luz ingresa desde muy arriba, así el ambiente se percibe fresco, varios grados menos que en el resto de la ciudad.
El dato: Jeep Tour ofrece paseos guiados en vehículos 4x4 por la floresta arrancando antes, en el simpático barrio de Lapa y el antiguo corazón citadino, Santa Teresa, con sus casonas añejas, muchas de ellas hoy recuperadas inmersas en un clima bohemio que inspiró tantos célebres temas del cancionero brasileño. (www.jeeptour.com.br)
CAIPIRINHA, CERVEZA Y CAFÉ. La bebida nacional por excelencia se toma en todos los bares y en las playas, los precios arrancan desde los 5 Reales hasta los 20. Pero en Río es la cerveza la que refresca, por ello en cada encuentro callejero hay una, o varias, desde 5 R. Itaipava y Skol, las más bebidas.
El café también es preciado por allí, para comprar y llevar a casa Melita y Pitao; para degustarlo con ritmo local: Almacén de café y Cafeína, imperdibles.
El dato: tomar caipirinha en el bar del Hotel Santa Teresa está entre lo más chic de una visita a Río.
LOS ICONOS. Tanto el Cristo redentor como el Pan de Azúcar son las figuritas repetidas -si se quiere- de las recomendaciones. Pero quien visite por vez primera la maravilhosa o quien quiera una vista panorámica de cada rincón, suba a los techos icónicos, no se arrepentirá.
El dato: no hace falta contratar tour se puede llegar en taxi, que son sorprendentemente baratos, o en colectivo y comprar la entrada en el lugar. Pan de Azúcar 62 R mayores, 31 menores. Cristo del Corcovado: 58 R.
Precios
Alojamiento: Habitación Sheraton Río en promedio U$S 280 a U$S 320. Para fin de año los precios arrancan desde los U$S 450.
Indice caipirinha: de 5 reales en la playa a 28 en un bar top.
Gastronomía: lasaña con arroz blanco 15 reales, pollo o pescado asado 18 reales, carne estilo mineira 20, en un restaurante popular. En bares rabas a la romana, 30 reales, pollo con fritas y arroz, 35. En restaurantes más paquetes: pastas 48; mix de peces y mariscos 85.